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“Acercar aún más a dos países”
Luis Alberto Lamata es uno de los realizadores venezolanos más consagrados. Invitado de honor en esta Semana de Cine de Venezuela en nuestro país, expresó sentirse feliz de estar en tierra cubana, a la vez que recordó el reconocimiento que el público de la isla le dio a su película Jericó “hace algunos años en el Festival de Cine de La Habana, momento muy hermoso”, dijo.
En conferencia de prensa, Lamata explicó que en esta muestra se ha hecho énfasis en el cine histórico, porque es un deber de todos contar la historia de nuestras naciones. “Siempre he sentido que si nosotros no nos contamos, ¿quién nos cuenta?, es un deber que tenemos con nosotros mismos”.
Relatar esa realidad ha sido uno de los propósitos de sus obras, de las cuales los espectadores cubanos podremos apreciar cinco de ellas, desde la referida Jericó (1990) hasta Desnudo con naranjas (1995), Taita Boves (2010), Azú (2013) y Bolívar, el hombre de las dificultades (2013).
Unos minutos antes de iniciar la proyección de Bolívar… Cubacine sostuvo con Lamata este diálogo que vuelve sobre el tema del cine histórico desarrollado en su obra.
¿Cuáles son los temas que le apasionan a Luis Alberto Lamata?
Me gusta el cine, como espectador me gusta todo el cine. Pero te confieso que cuando hay un tema histórico y siempre que sea posible, me encanta desarrollarlo. También sucede que, si nosotros no nos contamos, nadie nos cuenta. Es asunto nuestro contarnos, o nos cuentan mal, o nos cuentan con interés, o somos una cosa simpática y folclórica. ¿Pero contarnos de verdad?, en nuestros procesos políticos, éticos, morales, sociales…, eso tenemos que hacerlo nosotros.
Mi cinematografía, a pesar de que tiene una gran cantidad de películas históricas ―algunas de ellas están aquí en este ciclo—, también tiene otro tipo de película. Yo he hecho no solamente drama urbano contemporáneo, sino también comedia musical.
¿Cuáles han sido los principales retos que ha tenido que sortear para la realización de sus obras?
Hacer cine siempre es difícil, y desde Latinoamérica es mucho más complejo, y cuando te planteas realizar una película histórica, es el triple. ¿Por qué? Bueno, porque hay que reconstruir el vestuario, la utilería… También, ¿qué ha ocurrido a veces en el camino?
En el caso de Bolívar… hay un apoyo de la Villa del Cine que fue muy importante, porque entró en coproducción con el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), con Wanda, con Televisión Española…, es decir, ahí hay un esfuerzo por levantar ese presupuesto y resultó.
¿Y cómo surge Bolívar, el hombre de las dificultades?
De Bolívar me interesa ese hombre menudo, ese hombre que no es perfecto, que comete errores, que corrige y que, sin embargo, a fuerza de voluntad, a fuerza de valor y de principios, fue capaz de darle la vuelta a la Historia. Nosotros en esta película escogimos una época de Bolívar, que es la época del exilio en Jamaica y Haití. El Bolívar que comienza la película es un hombre quebrado, él, que había sido uno de los hombres más ricos de América Latina, y se puede decir, del imperio español, era una fortuna incalculable. Él se la jugó completa por la independencia. Y ese Bolívar que está en Jamaica, viviendo en una pensión de mala muerte y que una vez escribe en una carta: “Ya no tengo un duro, no tengo un centavo”, y es tanta la vergüenza que le da que casi para comer tiene que pedir dinero a alguien, que está a punto de pegarse un tiro.
Eso pocas veces se ha dicho, se esconde un poquito, como si el héroe es menos héroe porque tiene esos momentos terribles. Y yo lo veo al revés, de ahí su grandeza. Eso es lo que lo hace grande para mí, entonces nos interesó mucho ese Bolívar de Jamaica. Ese hombre que está lleno de defectos, era un hombre mujeriego, está comprobado que lo era. Pero también es cierto que aquellas mujeres no eran unas mujeres vacías, eran unas mujeres con pensamiento, con idea, con compromiso… Hay una de ellas que participó activamente en la guerra.
En la película hay escenas que muchas veces la gente que la ve piensa que son ficción, que es alguna licencia que nos estamos dando, por ejemplo, cuando vemos a esta novia de Bolívar que en ese momento pelea a espada en un abordaje a un barco. Eso es histórico, no es ficción.
¿Cuál es, a su consideración, la importancia de esta muestra?
Es acercar aún más a dos países que comparten mucho, que comparten historia y presente y vale la pena que nos veamos constantemente. Siento que el cine latinoamericano se consolida en la medida que nosotros mismos nos vemos. El cine latinoamericano no va a crecer porque tenga éxito solamente en Europa o en Estados Unidos, el cine latinoamericano es importante que lo veamos nosotros, en Lima, Bogotá, Buenos Aires, Caracas, La Habana… Acercar el cine venezolano a La Habana es volver a traer filmes que dejaron una huella en esta ciudad.