Aventuras de García-Espinosa

Mié, 02/07/2018

Aventuras de Juan Quin Quin es el tercer largometraje reali­zado por Julio García-Espinosa. Cuba baila y El joven rebelde fueron los anteriores, y a la hora de establecer un paralelo crítico debemos tenerlos muy presentes porque son los que permiten observar la trayectoria del cineasta cubano y, lo más importante: darnos perfecta cuenta del salto de calidad experimentado. Si tomamos, por ejemplo, Cuba baila y comparamos los resultados, tenemos que en Aventuras de Juan Quin Quin existen, a simple vista, una mayor elaboración y un más alto profesionalismo. Además, el tema esco­gido ayuda en este sentido, permite que el diálogo entre el realizador y el público sea más abierto, comunicativo, ya que los personajes son mucho más inmediatos para el espectador.

Dentro del cine cubano, y especialmente dentro del largometraje, Aventuras... representa el experimento hacia una nueva perspectiva. El estilo, la forma escogida para realizar el filme no tiene puntos de contacto con las restantes obras de los ci­neastas cubanos. Se trata de cine-espectáculo, y como tal su ritmo y desarrollo responden a este tipo de cine; los persona­jes (para citar algún aspecto) son esquemáticos, pero no en un sentido negativo. Así los buenos son buenos y los malos, malos, pero no a capricho, sino porque así se requiere. Julio García-Espinosa muestra también una franca influencia de las cintas del “oeste” y las comedias silentes de Sennett, y esto lejos de ser reprobable es beneficioso siempre que estas influencias estén presentes como en Juan Quin Quin, volcadas en beneficio de la obra a realizar y no traídas por los pelos por el gusto personal del realizador.

No queremos decir que el filme sea una obra perfectamente lograda. Los defectos existen. La dirección de actores es realmente pobre, especialmente en los personajes secundarios que han sido muy poco cuidados. El humor tampoco responde cabalmente, lo que trae por consecuencia que muchas situaciones se diluyan. Pero Juan Quin Quin es una película fresca, libre, que mantiene el interés a lo largo de su desarrollo y esto por sí es un logro.

Vale destacar cómo ha sido tratado el tema de la toma de conciencia de los personajes. García-Espinosa se enfrentó a él, sin tener que hacer uso de arengas de mal gusto o la con­sabida bandera roja. Conservando la tónica humorística, Juan y Jachero se deciden a tomar las armas y aunque estas secuencias son las menos logradas del filme, también están lejos de esquematismos dogmáticos a pesar de su didactismo.

Y si alguien ha contribuido a que Aventuras de Juan Quin Quin logre el nivel alcanzado, ellos son Leo Brower Y Tony Reboiro. El primero al componer un tipo de música que responde perfectamente a la idea del filme, el segundo por haber realizado los mejores créditos que hemos visto en el cine cubano.

Ahora, solo queda esperar la próxima obra de García-Espinosa y observar si el camino abierto sigue desarrollándose para beneficio de nuestra cinematografía.

Tomado del libro Aventuras de Juan Quin Quin. Guion de Julio García-Espinosa. (Publicado originalmente en Juventud Rebelde, La Habana, 15 de febrero de 1968, segunda edición).