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Boccacio en La Habana
Los jardines del Hotel Nacional, sede permanente del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana se repletaron este jueves 16 de mayo por una multitud, compuesta en su mayoría por jóvenes. Como ya es habitual, los amantes del cine cubano se dieron cita en este lugar para la proyección de un filme, en esta ocasión la gran pantalla reprodujo la comedia Boccacerías Habaneras, del cineasta Arturo Soto.
El evento fue presentado por el director de la película y el actor Patricio Wood, quien en este caso tiene participación en el audiovisual. Tras agradecer a los directivos de las entidades pertinentes que hacen posible tal encuentro, los presentadores expresaron su alegría por la aceptación de la actividad, que no solo se restringe a la visualización del séptimo arte de la isla, sino que fomenta el orgullo por los logros artísticos del país.
“Bocaccerías Habaneras, que al principio se iba a llamar El Decamerón Habanero, fue un proceso complejo. Inspirado en los cuentos de Giovannis Boccacio creo el segundo y tercer cuento del filme, adapté a los personajes y las situaciones que se muestran para que tuvieran semejanza con la realidad por la cual el púbico se siente identificado. Sin embargo, el primer relato es completamente de mi autoría. Así nace esta obra, un compendio de escenarios diferentes conectados únicamente por Boccacio”, comentó Arturo Soto.
A su vez, explicó cuán difícil fue el proceso de casting. La pluralidad de caracteres, texturas, formas, colores y edades de todos los que convergen en las narraciones implicó una minuciosa selección de actores. Esto le brindó la oportunidad de trabajar con grandes profesionales como: Irela Bravo, Félix Beaton, Jorge Perugorría, Mario Guerra y Luis Alberto García.
Tras mostrar su gratitud hacia el público presente, Patricio Wood, quien encarna a un dirigente que tiene gran importancia en el desarrollo de la trama de uno de los cuentos, definió la cinta como “Película valiente, que se mete en lugares difíciles y sale airosa”. Además, compartió que uno de los grandes méritos de la obra no es solo la fuerza de las historias, sino el contexto de la sociedad en el que las sitió.
Con una gran aclamación de los espectadores, la gran pantalla se iluminó para dar paso a la proyección. En solo segundos todo el lugar se sumergió en un silencio sepulcral, invadidos todos por la magia del cine.