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Breve comentario sin spoilers
No siempre tiene una periodista el chance de ver una película –o parte de ella, como es el caso- antes de su estreno mundial. Con Bailando con Margot, primer largometraje de ficción de Arturo Santana, tuve esa oportunidad.
Mientras probaba el nuevo sistema de proyección DCP instalado en el cine 23 y 12, sala donde el filme tendrá su primera exhibición pública este domingo 6, el realizador accedió a conversar brevemente con Cubacine.
La película competirá en el apartado de Ópera prima del 37 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. ¿Expectativas? “La que tiene cualquier director: llenar las salas de público. Espero que la gente disfrute el filme como disfruté yo el proceso creativo durante dos años y medio”, confesó Santana.
Según el también realizador de videos clips, la película está hecha para espectadores inteligentes, capaces de apreciar su búsqueda estética presente en la estructura, los personajes, la fotografía…
Bailando… es un filme de época, de hecho, incluye cuatro periodos de la primera mitad del siglo XX en Cuba: 1918, 1928, 1933 y 1958. Esto supuso un gran trabajo en la dirección de actores, vestuario, escenografía y efectos especiales.
Sin embargo, para el director un desafío mayor fue intentar la existencia de un equilibrio entre “el cine de espectáculo y el posible cine de autor”.
“Soy de los que opina que el cine de autor no tiene necesariamente que ser un cine de incomunicación. Con esta película procuré trasmitir dicho mensaje, y creo que lo logra”, reveló Santana.
Mirtha Ibarra, Edwin Fernández, Yenisse Soria y Niu Ventura son algunos de los actores y actrices que trabajan en el filme. Este tendrá tres proyecciones durante el Festival en los cines 23 y 12, Yara y La Rampa, respectivamente. Una vez finalizada la cita cinemtográfica, los planes de Santana incluyen llevar la película a festivales internacionales y luego hacer su estreno nacional.
De los varios minutos que vi de Bailando con Margot, no he de dar adelantos. Solo puedo decir que la atmósfera detectivesca, las peleas de boxeo, el ambiente aristocrático, mafioso y de coristas, así como el jazz y swing de la banda sonora, invitan a verla.
Ante una obra como esta, público y crítica tendrán diversos criterios. No obstante, estoy segura de que en un punto confluirán las opiniones, y es en el hecho de que Bailando con Margot es diferente a las películas que hasta ahora ha dado a luz el cine cubano. Por ahí, en mi opinión, ya anota un tanto.