NOTICIA
Centenarios: Henri Decaë (1915-1987)
El renombrado director de cinematografía francés Henri Decaë consideraba modestamente al director de fotografía como un técnico invisible que sirve a la visión del director. Rechazó la idea de un “estilo Decaë”, argumentando que cada película requiere un nuevo enfoque, y que diferentes directores hicieron demandas individuales de sus habilidades.
El rasgo característico de su práctica era una actitud flexible que enfrentaba constantemente desafíos técnicos. Para garantizar la unidad estética, abogó por una estrecha colaboración entre el director y el equipo de filmación: estrategias de producción con respecto a las intenciones narrativas o las opciones relativas a la creación de tono o la atmósfera. En una carrera que abarca tanto el documental como la película de gran presupuesto, trabajando creativamente con directores de ambas clases, en blanco y negro o en color, Henri Decaë trabajó con éxito a ambos lados del Atlántico durante más de cuarenta años.
Características del estilo de Decaë incluyen su trabajo atmosférico en monocromo. Para Truffaut capturó el gris lúgubre de las afueras de París en Los 400 golpes; de Melville, en Léon Morin, prêtre, evocó el estado de ánimo de la austeridad y de la represión en la Francia ocupada a través de tonos apagados y planos; para Chabrol, en El bello Sergio, evocó la desolación de los paisajes otoñales vaciados de color, y, en Les Bonnes Femmes mostró las duras realidades de la vida de las niñas trabajadoras urbanas, mientras que para el thriller de Clément, La jaula del amor, era brillantemente desarrollada a través de imágenes de alto contraste.
El manejo de Decaë de los registros de color no era menos magistral. Tonos apagados fueron producidos para películas sombrías de gánsteres como El samurai de Melville o de El ladrón de París de Malle. Colores cálidos forman el estado de ánimo de Melville en L'Ainé des Ferchaux al igual que los tonos de color más sensuales de la Malle en Los amantes o la rica gama de brillantes rojos de gran alcance en A pleno sol de Clément, mientras que para Chabrol las imágenes del recorrido de la decadencia burguesa se expresaron con una paleta sobreexpuesta. Sin embargo, fue en Viva María, de Malle, con sus trajes brillantes, caravanas chillonas, y fuegos artificiales iluminando el cielo nocturno, en el que Decaë aprovecha al máximo el espectro del color.
A mediados de los años sesenta, cuando tras su impacto inicial la Nueva Ola comenzó a desvanecerse, Decaë volvió su atención a los menos aventureros Lautner, Oury, Vernueil y Zidi, y a la colaboración con directores americanos como Pollack, Stevens, y Wise. Su corpus de películas trasatlánticas es un testimonio de su reconocimiento internacional como artista y sirvió para consolidar su ya considerable reputación. Sin embargo, el lugar de Decaë en la historia del cine se basa en última instancia en su influencia formativa dentro del movimiento de la Nueva Ola, como el director de fotografía liberador cuyas iniciativas hicieron posible un enfoque totalmente nuevo para la práctica cinematográfica.
(20-26/08/2015)