NOTICIA
Ciclos de verano para cinéfilos ardientes
En sintonía con las temperaturas de un verano, que a uno se le antoja el más caliente de todos, aunque los meteorólogos insistan en negarlo, el ICAIC ha preparado una serie de ciclos, casi extenuantes en su variedad temática y estética, para cubrir las principales salas capitalinas durante estos meses de transpiración masiva.
Es importante escribir, hablar sobre estas propuestas, divulgarlas en la medida de lo posible, en tanto se trata de la conciliación entre cine de entretenimiento y películas de calidad promedio o alta. Antes de pasar al capítulo de las recomendaciones solo queda desear que funcione a plenitud el aire acondicionado de la sala que usted elija.
Cuatro ciclos se programan para la primera quincena de julio, y otros ocho para la segunda, debe tenerse en cuenta que cada ciclo cuenta con cuatro, cinco o seis películas organizadas casi siempre por el tema. En la primera semana, ocupan los cines habaneros Eros, Safo y otros ardores (consagradas a erotismo y lesbianismo), Simplemente diferentes (sobre personas con alguna discapacidad), Celos homicidas (el título del ciclo lo explica) y Conflictos que dejaron su huella en la historia. En la segunda quincena llegarán Una película, un protagonista… muchos personajes (sobre los filmes con un protagonista que interpreta varios personajes), Siglo XXI de regreso al blanco y negro, Biográficos, Es difícil ser joven (sobre los traumas y la inmadurez), Cine argentino (incluye un homenaje a Eliseo Subiela), Morir de risa muy en serio, Las seis esposas de Enrique VIII y Parecidos pero no iguales, que incluye varios remakes y su respectivo original.
Como es imposible recomendar la totalidad de los filmes propuestos, porque además la recomendación se anularía por falta de criterio para elegir lo más significativo, elegimos un título, o un par de ellos, en cada ciclo. En Eros, Safo y otros ardores… destacan varios idilios lésbicos o triangulares, en películas que armaron pasajero escándalo en los años noventa (Henry and June, Bound) o más recientes (la surcoreana La doncella, la francesa La vida de Adelle) junto con el rescate de un filme líder del softporn en los años setenta, Emanuelle (1974) que provocó varias secuelas con el relato de las aventuras sexuales de una muchacha en busca de descubrimientos y realización. Glamoroso y artificial como publicidad para un champú antiguo, el filme ha perdido por completo toda posibilidad de escandalizar a alguien, y los semidesnudos posados de Sylvia Kristel parecen más fotos de Vogue que parte de una película seria.
El ciclo titulado Simplemente diferentes incluye filmes sobre personajes cuya apariencia física ocasiona el rechazo de los “normales”, y se incluyen un par de clásicos indiscutibles como El hombre elefante (1980, David Lynch) y la argentina De eso no se habla (1993, María Luisa Bemberg), mientras que Celos homicidas se concentra en títulos de noble linaje en la historia del cine sobre la desconfianza llevada a niveles de paranoia y locura, como la polaca El cuchillo en el agua (1962) ópera prima del angustiante Roman Polanski, la regia producción italiana El inocente (1976), con Luchino Visconti dirigiendo a la espléndidamente desnuda Laura Antonelli, la británica Lolita (1962) en la cual Stanley Kubrick provocó el escándalo con aquel padrastro seducido por la entenada y Él (1953), uno de los mejores filmes de Luis Buñuel en su etapa mexicana, con Arturo de Córdova representando los celos llevados a un nivel de sicopatía.
De la Primera Guerra Mundial a la Segunda, del problema de las Malvinas a la invasión norteamericana de Vietnam se mueve el ciclo Conflictos que dejaron huella en la historia. Aquí reaparece otro clásico de Stanley Kubrick, la antibelicista Senderos de gloria (1957) y no es extraña la reiteración, pues el director norteamericano, radicado en el Reino Unido, nos legó un título clásico en todos los géneros en que incursionó. Al lado, aparecen producciones de muy diversas ambiciones, entre las cuales destacan la argentina Iluminados por el fuego (2005), la franco-argelina La batalla de Argel (1966) y la norteamericana Regreso sin gloria (1978), muy poco vista entre nosotros, quizás porque le dispensa un tratamiento humano y afectivo a los soldados norteamericanos que combatieron en Vietnam, y nunca los condena, como tal vez esperaban los extremistas del marxismo, en tanto agresores imperialistas.
Predominan las comedias en Una película, un protagonista… muchos personajes, en el cual se incluyen los lucimientos de varios personajes, de actores tan versátiles como Jerry Lewis (en Las joyas de la familia, 1965), Alec Guinness (Ocho sentencias a muerte, 1949) o Peter Seller en ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú (1964), otra película del inmarcesible Stanley Kubrick, muy poco vista entre nosotros, si tenemos en cuenta que se trata de una de las mejores comedias de todos los tiempos. Tal vez la ausencia, o la escasa presencia se deba a que se trata de una sátira sobre el militarismo y la política de gatillo caliente y misil presto, que se burla sobre la posibilidad de una guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
Para los que adoran las biografías fílmicas, con todo y el tono ejemplarizante o didáctico, se concibió el ciclo Biográficos, que incluye una serie de filmes bastante contemporáneos como la francesa Rodin (2017) sobre la vida amorosa y erótica del escultor creador de El Pensador, la norteamericana Van Gogh, a las puertas de la eternidad (2018) con Willem Dafoe interpretando al atormentado pintor de Los Girasoles, y la británica Mary Shelley (2017) que intenta comprender de dónde brotaba la inspiración de una joven inocente para escribir la oscura y trágica novela Frankenstein. En el grupo destaca, por añeja y singular, El joven Lincoln, realizada en 1939 (el año de Lo que el viento se llevó, La diligencia y El mago de Oz) por John Ford, quien encontró la manera de discursar, sin excesos retóricos, sobre la conformación espiritual del gran líder, a partir de naturales viñetas sobre la vida provinciana en Estados Unidos a principios del siglo XIX.
Uno de los ciclos más peculiares, porque delata recurrencias estéticas en lugar de coincidencias temáticas, es Siglo XXI, de regreso al blanco y negro, cuyas perlas de la corona vienen a ser la rusa Paraíso (2016) de Andrey Konchalovsky, ambientada en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, la cubana Club de jazz (2018) de Esteban Insausti y la alemana Recuerdos desde Fukushima, mientras que Es difícil ser joven se concentra en la adolescencia y sobresalen, por su exotismo, una producción de Islandia (Corazones de piedra) y otra de Brasil (Fala conmigo). La muestra homenaje a Eliseo Subiela nos propone volver a ver clásicos del cine latinoamericano como Hombre mirando al sudeste (1986), Últimas imágenes del naufragio (1989) y El lado oscuro del corazón (1992) junto con filmes mucho más recientes del autor y menos conocidos en Cuba, como Despabílate, amor (1997) y Pequeños milagros (1998).
Los admiradores de Woody Allen tienen una oportunidad para revisar sendos clásicos del maestro. En Una película, un protagonista… muchos personajes está Zelig (1983) incomprendida en su momento y luego catalogada entre sus películas más serias y contundentes, mientras que en el ciclo Morir de risa, muy en serio aparece Todo lo que usted quería saber sobre sexo pero temía preguntar (1972), la comedia más delirante y rocambolesca de este autor. En ese ciclo también se listan la británica Oro en barras (1951) y la eterna comedia de enredos sobre amor libre, homosexualidad, travestismo y promiscuidad que es Algunos prefieren quemarse (1959).
La miniserie Las seis esposas de Enrique VIII constituye, ella misma, todo un ciclo, pues cada capítulo se consagra a biografiar a una de esas cónyuges, es decir, a Catalina de Aragón, Ana Bolena, Juana Seymour, Ana de Cleves, Catalina Howard y Catalina Parr. Y similar matiz historicista, sobre acontecimientos o personajes que han sido objeto de varios filmes notables y sus remakes, se observa en Parecidos pero no iguales, que aborda la resurrección de Cristo en la norteamericana Risen y la italiana Una historia que comenzó hace 2000 años; la vida de la doncella de Orleans en la francesa Juana de Arco (1999, LucBesson) y la norteamericana homónima, realizada por Víctor Fleming en 1948, el Quo Vadis norteamericano de los años 50 y la muy superior producción polaca, realizada en 2001, junto a dos biografías de María, reina de Escocia y otras dos del escritor británico Oscar Wilde.
Hasta aquí llegan los ciclos de julio. En agosto hay un cúmulo de propuestas igual de tentadoras, pero para ese entonces redactaremos otra lista de recomendaciones similar a esta.
(Tomado de La Jiribilla)