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Cine bélico en la Cinemateca de Cuba
Con motivo de la conmemoración internacional del 70 Aniversario de la derrota del fascismo y del fin de la Segunda Guerra Mundial, la Cinemateca de Cuba organiza una programación especial conformada sobre todo por cintas de ficción, algunas clásicas, y otras mucho más modernas, de diversas nacionalidades que se vieron implicadas en la contienda con el propósito, en alguna medida, de seguir sus acontecimientos cronológicamente. Este ciclo especial podrá verse en el Multicine Infanta (Sala 3) desde el 2 al 27 de mayo.
El conjunto permitirá apreciar diferentes puntos de vista y concepciones estéticas sobre los sucesos más relevantes de lo que la Unión Soviética (URSS) llamó la Gran Guerra Patria.
“Existe una tendencia actual a minimizar la participar del ejército rojo en la II Guerra Mundial, episodio muy triste que vivió la humanidad. La muestra está conformada por películas realizadas en países que estuvieron involucrados en la contienda. Tenemos un segmento dedicado al cine soviético, luego el polaco, y finaliza con películas de Francia, Inglaterra, Hungría, Alemania, Japón…”, comentó en conferencia de prensa el director de la Cinemateca de Cuba, Luciano Castillo.
Serguei A. Obornov, segundo secretario de la embajada rusa en Cuba (Foto: Paco Bou)
Por su parte, el segundo secretario de la embajada rusa, Serguei A. Obornov, agradeció a Castillo, al personal de la Cinemateca de Cuba, y al Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) su colaboración para realizar esta muestra de cine ruso.
“Con este ciclo damos continuidad a los intercambios llevados a cabo con entre nuestros países. En 2013 tuvimos una muestra de cine ruso aquí en La Habana, y el año pasado películas cubanas fueron exhibidas en mi país. Estamos muy felices de traer esta selección, que coincide con el 70 Aniversario de la victoria, un fecha de celebración en Rusia”, apuntó Obornov.
La muestra incluye un gran número de estrenos absolutos. Por otra parte, el autor de la Cronología del cine cubano (Ediciones ICAIC) comentó que se desecharon filmes muy exhibidos anteriormente en la Cinemateca. “Son excelentes filmes, pero demasiado puestos en la televisión y el cine”, dijo Castillo.
Por su determinante papel en la victoria, el primer segmento lo integra una selección de títulos de lo que para los cineastas soviéticos siempre representó un tema sagrado. Es difícil hallar una familia en la URSS no sufriera las consecuencias de la guerra. Muchos camarógrafos marcharon al frente y lucharon junto a los soldados, mientras recogían en imágenes las operaciones militares que condujeron a la derrota de los nazis. La guerra dejó una profunda huella en la cinematografía y los creadores de las nuevas generaciones no dejan de hurgar en el tema.
Desde la postguerra el cine multinacional soviético produjo filmes de gran dimensión artística, que reflejaban el lado humano de sus tropas durante la contienda (Cuando vuelan las cigüeñas, La balada del soldado, La infancia de Iván). Daban un tratamiento diferente a los conflictos en tiempos de guerra, con gran rigor estético (Ascensión), sin olvidar la revisitación de la literatura (Ellos lucharon por la patria, según Shólojov), hasta lograr una de las películas más extraordinarias sobre el tema: Ven y mira, de Elem Klímov. “De ningún modo podremos olvidarnos de aquellos días -declaró la realizadora Tatiana Lioznova (Diecisiete instantes de una primavera) en una visita a Cuba-, y es por eso que los artistas de mi generación de alguna manera, directa o indirectamente, carenan en este tema”.
Otro segmento en este ciclo lo integra una breve muestra de cintas polacas en torno a un tema al que el cine recurre con frecuencia. Excluimos la epopeya Liberación, de Yuri Ozérov, y otros filmes emblemáticos (El puente sobre el río Kwai, La lista de Schlinder, Rescatando al soldado Ryan) demasiado conocidos por nuestros espectadores y preferimos exhibir algunos filmes en calidad de estreno absoluto en Cuba.
El cine bélico, género tan abordado desde las primeras décadas de este ciclo, por lo general ha consistido en filmes de propaganda nacionalista/política realizados para resaltar el papel heroico (a veces supuestamente heroico) del país que financiaba la producción, bien para aleccionar a sus ciudadanos durante los conflictos con vistas a su incorporación a tropas, o para justificar errores y derrotas (a posteriori), con frecuente manipulación de los hechos históricos.
El cine lo filman los vencedores, podría afirmarse, parafraseando la sentencia sobre quienes, a fin de cuentas, escriben la historia. Existen múltiples ejemplos que confirman esta aseveración, y la mayoría de ellos corresponden a los dos países que durante la Guerra Fría emergieron como superpotencias antagónicas: Estados Unidos y la URSS.
Durante la Segunda Guerra Mundial y en la década sucesiva, en Hollywood se rodaron docenas de cintas sobre la campaña del Pacífico. Como el cine norteamericano se adueñó de las pantallas mundiales desde el fin de la guerra -en Europa quedó prácticamente paralizada la producción durante años- su visión del conflicto bélico se expandió de forma consistente.
Muchos espectadores llegaron a pensar que la guerra entre Estados Unidos y Japón por la posesión de unos islotes en el Pacífico había sido más importante que la derrota de la Alemania nazi por la URSS. Lo peor es que en estas cintas de propaganda los marines, esbeltos y valientes, derrotaban en segundos a los nipones, presentados como sádicos, fanáticos y poco agraciados.
El cine bélico de valía es el que distanciándose de propaganda y manipulaciones, manifiesta una mirada crítica hacia la guerra, aborda con valentía las verdades ocultas y refleja el lado humano de sus protagonistas. Docenas de cintas, realizadas por cinematografías muy diversas, reflejan estas posiciones. Para suerte del arte cinematográfico y de la verdad histórica, realizadores honestos se han interesado por el género y han replanteado, con mirada lúcida, el enfoque tradicional que sus países han dado de los conflictos en que han participado. Para quienes decidan a redescubrir algunas de estas cintas y para las nuevas generaciones de espectadores, este ciclo significa una lección auténtica de historia.
Con información de la Cinemateca de Cuba
(30/04-06/05/2015)