NOTICIA
Cinemateca nueva
Este 20 de octubre asistí a un encuentro íntimo. La lluvia impidió que la vivienda de Alfredo Guevara, nueva sede de la Cinemateca de Cuba, se viera invadida por la curiosidad y el amor. Solo unos pocos venían desde antes, de los años fundacionales, que unos momentos después, gracias a las imágenes presentadas y a su memoria, Manolo Pérez nos reveló en sus esencias. Definiciones conceptuales que guardan total vigencia. Tensas y dramáticas relaciones entre cultura y política, entre contexto y memoria. No era un recuerdo cualquiera, era una convocatoria a repasar el presente desde ese pasado que había sido tejido por un grupo de soñadores.
Desde el día que nació el ICAIC, Alfredo explicó sin ambigüedades ni neutralidades que: "No hay organismo del Estado que pueda crear una cinematografía, pero sí puede ayudar a su surgimiento, a un clima espiritual adecuado, una atmósfera de creación y respeto que la propicie". Y Manolo Pérez subrayó esta idea y también que el cine es un arte.
Tuve la ocasión de preguntarle a Alfredo sobre estos asuntos. Me dijo: busca lo que dije en el periódico Revolución de esos años: "Por supuesto, no podemos dejarlo todo al azar. Una vez creadas las condiciones es preciso se planteen en todos los órdenes las cuestiones de principios, y que se las analice y estudie, y que tratemos de encontrar una base ideológica común como la que tenemos con la Revolución. Esa base ideológica no puede trabar, sino que debe liberar los medios de expresión, el instrumental del trabajo del artista. Tal vez sea conveniente aclarar el concepto: No pretendemos, quede bien claro, establecer dogmas, y ni siquiera estamos personalmente dispuestos a acatarlos, pero no podemos acercarnos a la realidad, o encontrar su poesía sin seriedad y coherencia.
"Si nuestro cine es coherente, si aborda la realidad y se adentra en la verdad fresca y sinceramente, si la expresa apasionada y poéticamente, y si, con todos sus recursos, trata de ser eficaz como instrumento o medio artístico, no habrá razón alguna para el roce de la retórica. Ello dependerá, sin embargo, de que logremos crear verdaderos artistas, cabalmente formados. Pero para ser sinceros, si alguna vez se falla, será siempre preferible que el error se produzca por esta razón que por la adopción de actitudes cínicas o decadentes. En esta atmósfera de creación y experiencia, de selección y confrontación, surgirán, seguramente, los talentos individuales y las soluciones que necesitamos.
"La Revolución no es ajena al arte. El arte no escapa a sus convulsiones. El arte existe para provocarlas, unas veces en la conciencia, otras veces en la sociedad. El cine está sujeto a ese principio".
En medio de grandes confrontaciones internas, asediados insistentemente por Estados Unidos, Alfredo tuvo un cómplice y un fiel aliado en Fidel, quien alentó y apoyó el "encargo" del ICAIC.
Manolito reservó para la secuencia final, sorpresa y emoción. Locación: Universidad de La Habana. Ha finalizado la entrega del título de Honoris Causa a Alfredo. Fidel ocupa el centro del cuadro y evoca su amistad con él, dice que lo conoció en la Universidad y nunca dejó de estar a su lado. Se le ve emocionado y comenta que, aunque lo había oído hablar muchas veces, ese día lo conmovió mucho. Momentos antes, Alfredo ha reconocido que sin la Revolución y sin la inspiración de Fidel, nada de lo que ha hecho y vivido hubiera sido posible.
(Tomado de Granma, 22 de octubre de 2020)