NOTICIA
Daisy Granados, Fernando Pérez y Benicio del Toro: Honrar (con un premio Lucía de Honor) honra
Con la tercera entrega del premio especial Lucía de Honor, en esta edición quince correspondiente a 2019, FIC Gibara homenajeará las carreras de la actriz cubana Daisy Granados, el realizador cubano Fernando Pérez y el actor y productor puertorriqueño Benicio del Toro, uno de los más fieles y constantes amigos del Festival.
Catalogada como “el rostro del cine cubano”, la Granados ha legado a la fílmica nacional cardinales personajes como la volátil Elena de Memorias del subdesarrollo (Tomás Gutiérrez Alea, 1968), la proletaria Teresa de Retrato de Teresa (Pastor Vega, 1979), la sensual y trágica Cecilia de la cinta homónima de Humberto Solás (1982), la paranoica Concha de Plaff o Demasiado miedo a la vida (Juan Carlos Tabío, 1988), y la agorera Amanda de Las profecías de Amanda (Pastor Vega, 1999), entre muchos otros, cuyos indistintos cortes protagónicos y secundarios nunca han dejado de resultar puntos de intensidad en cada película, dada la fuerte personalidad que irradia esta actriz.
Uno de los directores cubanos más queridos por los públicos, Fernando Pérez, ha tenido siempre a los cubanos y su esencia resiliente como grandes ejes de sus obras de ficción por las que es más conocido y reconocido. La nación y la nacionalidad son otros tópicos perennes de una narrativa cinematográfica que se desliza a lo largo de la historia cubana: desde el siglo XIX (con sus cintas José Martí. El ojo del canario, de 2009, y la más reciente Insumisas, de 2018, codirigida con Laura Cazador), pasando por la década de los cincuenta (Clandestinos, de 1987, y Hello, Hemingway, de 1990), hasta el más ingente y acre presente que puede enmarcarse entre la década de los noventa (Madagascar, de 1994; La vida es silbar, de 1998; Suite Habana, de 2003; La pared de las palabras, de 2014; y Últimos días en La Habana, de 2016) hasta el mismo ahora. Puede así considerarse toda su filmografía un gran fresco lírico-realista del gran y bullente amasijo sociocultural que ha sido y es Cuba.
Uno de los rostros afortunadamente constantes en la alineación de FIC Gibara, el oscarizado Benicio del Toro, resulta un actor cuya amplia pendulación por el espectro histriónico le ha permitido moverse con éxito, coherencia y solidez, por proyectos fílmicos de gran diversidad estética, discursiva y conceptual, como los gestados por directores tan desemejantes como pueden serlo Terry Gilliam (Miedo y asco en Las Vegas, 1999), Guy Ritchie (Snatch: Cerdos y diamantes, 2000), Steven Soderbergh (Tráfico, 2000, y el díptico Che, 2008), Alejandro González Iñárritu (21 gramos, 2003) y Oliver Stone (Salvajes, 2012). Los respectivos roles, igualmente diversos —hasta lo divergente―, le han demandado ir desde el “sonido hasta la furia”, desde la máscara hasta la orfebrería gestual, desde el naturalismo hasta la farsa, con el mismo éxito que solo puede depararle su talento innato.
(Tomado del sitio oficial del Festival, https://ficgibara.com/)