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Desde dentro, Club de jazz
Recientemente, parte del staff del filme Club de jazz, dirigido por Esteban Insausti, protagonizó un encuentro con la prensa para conversar sobre la realización de este largometraje cubano que por estos días se estrena en la Isla.
Según contó su director, la película es un proyecto de hace más de 10 años. Es un drama sobre la envidia, que tiene como subtexto un club de jazz y cuyos personajes principales son músicos.
“Trata sobre la envidia porque es un sentimiento loable para discursar con él. Sobre este, el amor, el odio… se ha dicho mucho, pero no de la misma forma y esa es nuestra obsesión. No estoy convencido de que el arte tenga un poder absoluto para transformarlo todo, pero sí puede incidir en las personas para que cambien algo. El cambio tiene que empezar por uno mismo. El viaje que hace el arte contemporáneo desde hace tiempo es precisamente eso, mirarse hacia dentro”, apuntó Insausti.
Sobre la estructura de tres cuentos que caracteriza el filme, el realizador explicó que era su deuda con Humberto Solás y Lucía. “Es mi último homenaje al cine cubano clásico. También nos dimos el gusto de rendir honores al jazz, que para mí es la música clásica del siglo XX. Homenajeamos, además, a Charlie Parker, Jaco Pastorius y Emiliano Salvador, tres músicos vanguardistas y dignos representantes del jazz de los cincuenta, ochenta y más contemporáneo, respectivamente”.
La fotografía, concebida desde el principio en blanco y negro según señaló el director, estuvo a cargo de Ángel Alderete y Alejandro Pérez. Al encuentro con la prensa asistió el primero, quien ha asegurado en más de una ocasión que desea que lo recuerden dentro del cine por su trabajo en este filme.
“Para mí fue una sorpresa que Alejandro me llamara para hacer esta película entre los dos. Desde que leí el guion me gustó mucho, así que acepté. El objetivo era mantener una misma estética en las tres historias. No queríamos que se sintiera diferencia cromática ni de encuadre aunque la película se desarrollara en épocas distintas”, contó el experimentado fotógrafo.
Asimismo, confesó que Pérez y él compartían el trabajo. “Él filmaba un día, luego lo hacía yo. Nos llamábamos por teléfono y conversábamos, yo revisaba lo que él había hecho y viceversa… Hasta que un día Alejandro no pudo seguir porque tenía otros compromisos de trabajo, y me tuve que hacer cargo de la película completa”.
Entre los múltiples factores que se tuvieron en cuenta para la fotografía estuvieron los actores, de los cuales solo tres eran seguros para Insausti desde el inicio. El resto llegó por casting.
“Desde el comienzo sabía que quería trabajar con Yailene Sierra, Héctor Noas y Mario Guerra. Los demás actores fueron seleccionados a partir del fuerte trabajo de casting que desempeñó Yasmany Guerrero, también actor de la película. No creo en manual de dirección de actores porque todos son seres humanos diferentes, pero en este caso “austeridad” fue la palabra de orden. Prefiero la contención que los gritos. Todos trabajaron muy bien, se entregaron mucho. El equipo técnico también lo dio todo, de hecho, debo decir que este es el mejor staff con el que he trabajado en mi vida”, destacó Insausti.
Para Yailene Sierra, Club de jazz trajo un reto doble: su papel y el trabajo como coach con los dos niños del primer cuento, en el que también aparece ella.
“Estos niños no son actores profesionales, sino estudiantes de música. Era muy importante, entonces, la confianza y que se sientieran cómodos entre los miembros el equipo. Ambos se esforzaron mucho porque tenían que llevar todo al mismo tiempo: los estudios, los ensayos de actuación y los ensayos de música. Me alegro del tiempo que tuvimos para trabajar juntos y que confiaran en mí. Lo que más me satisface es que según ellos me dijeron, después de haber hecho la película se sienten más seguros. Ese es el verdadero logro”, comentó la actriz.
Aunque su personaje, la esposa del profesor de música que encarna Héctor Noas, apenas habla, tuvo sus complejidades por la contención y las situaciones que enfrentó. “Esteban me dio desde el inicio mucha confianza y autonomía, gracias a eso trabajé tan segura”, confesó.
Por su parte, Noas aseguró que no fue consciente durante el rodaje de las dificultades que surgieron. “El primer set de filmación fue mi casa y sentí que todo funcionó muy bien, después rodamos en el estudio y también me sentí cómodo. Lo único duro para mí fue la distancia que puse entre los niños y yo. Durante la filmación intenté mantenerme alejado de ellos, pues en la historia nuestra relación era tan tensa que traté de no acercarme a nivel personal porque esto podía enturbiar la distancia que debía existir entre ellos y yo. Eso me laceró, porque me gusta comunicarme con los actores. No obstante, durante la filmación de la última escena del cuento, cuando ellos se abrazan, el ser humano pudo más que el actor y eso se reflejó”.
Mientras, Yasmany Guerrero, que interpreta a un baterista en el tercer cuento, contó a la prensa sobre los cuatro meses que tuvieron para estudiar los instrumentos. “Es muy poco tiempo para aprender a tocar medianamente, y los actores que debíamos tocar en la película nunca lo habíamos hecho”.
En tanto, Mario Guerra señaló que lo más importante de todo en el arte es la honestidad. “Tienes que ser consecuente contigo mismo, y Esteban lo fue”, aclaró.
Se prevé que el próximo año, Club de jazz comience su recorrido por festivales internacionales. Según contó Insausti a la prensa, su filme será distribuido por los productores y distribuidores de Ida, película polaca de Paweł Pawlikowski ganadora del premio Óscar a mejor película extranjera en 2015. “Tengo que destacar esto porque, en primer lugar, Ida fue una de las grandes influencias para hacer mi película; y segundo, porque este hecho, el interés de estos productores en distribuirla, es una rara avis en el cine cubano. Club de jazz es totalmente nacional, no hay productores de otros países, y que a ellos, ganadores del Óscar, les llamara la atención es algo muy valioso para nosotros”.