NOTICIA
Dos maestros nos visitan
La 22 Jornada de la Cultura Italiana en Cuba se dedica también a dos maestros de su cinematografía, Gillo Pontecorvo (1919-2006) y Valerio Zurlini (1926-1982). A propósito de ello, desde el 15 y hasta el 28 de noviembre en el cine 23 y 12, siempre a las 5:00 p.m., se proyectarán obras de estos afamados cineastas.
Entre las propuestas más destacadas de la retrospectiva se encuentra Valerio Zurlini: los años de las imágenes perdidas (2012), documental realizado por Adolfo Conti que constituye un retrato artístico y humano de uno de los más significativos directores de la época de oro del cine italiano. Este se proyectará el viernes 15.
Una semana después, o sea, el viernes 22, se exhibirá para el disfrute del público citadino La primera noche de quietud (1972), filme protagonizado por Alain Delon, quien interpreta a Daniel, un profesor poco ortodoxo que vive con una mujer a la que apenas le une algo. Pero, en el colegio, este conoce a Vanina, una bella joven alumna suya, de 19 años, por quien se interesa desde el primer momento.
También, el domingo 24 de noviembre la pantalla del 23 y 12 se encenderá para mostrar Kapó (1960), filme que narra la historia de una joven judía deportada a Alemania y que estuvo nominado al Globo de Oro italiano como mejor filme en una oportunidad.
Asimismo, el miércoles 27 tendrá lugar la proyección de Quemada (1969), cinta inspirada en el western-spaghetti ―conocido también como western europeo― y que, por vez primera, se exhibirá en colores en una de nuestras salas de cine.
Pontecorvo inició su camino como realizador debutando con Giovanna, segmento del filme La rosa de los vientos, de 1956. Este fue el comienzo de una corta, pero interesante obra de ficción.
Entre sus largometrajes más notables resaltan Kapó, La batalla de Argel y Quemada, aunque el mayor acierto suyo radicó en los documentales, los cuales abundaron en su carrera profesional.
Por otra parte, Valerio Zurlini empezó a rodar cortometrajes después de la Segunda Guerra Mundial hasta que dirigió su primer largo Le ragazze di San Frediano (1955), adaptación de una obra del afamado Vasco Pratolini.
Luego dirigió uno de sus audiovisuales más memorables, La muchacha de la valija (1960), donde otorgó su primer rol importante al francés Jacques Perrin, quien se convirtió desde entonces en su actor de cabecera y fungió como coprotagonista de la bella Claudia Cardinale en esta ocasión.
Más tarde realizó otros filmes como La primera noche de quietud (1972), protagonizado por el conocidísimo Alain Delon y El desierto de los tártaros (1976), una superproducción producida por Perrin.