NOTICIA
El ocaso de una diva
A 80 años del estreno de El mago de Oz, uno de los musicales más famosos de todos los tiempos, y en coincidencia con los 50 años de la desaparición física de Judy Garland, llega a nuestras pantallas un filme del realizador británico Rupert Goold que ha desatado una avalancha de críticas encontradas: Judy.
Invierno de 1968, la legendaria Judy Garland llega a Londres para dar una serie de conciertos, las entradas se agotan en cuestión de días, a pesar de los estragos que la vida desordenada y los tantos problemas han hecho a su voz y esa fuerza que la caracterizaran. De esto va el argumento: la decadencia de una estrella.
“Si los pajarillos azules pueden volar más allá del arcoíris, ¿por qué yo no puedo?”, dice una estrofa de la canción icónica Over the Rainbow. Frances Ethel Gumm, luego mutada en Judy Garland, decía: “Si soy una leyenda, ¿por qué estoy sola?”. Murió (como otras tantas) sin comprender del todo por qué Hollywood la había abandonado. Con siete años, firma un contrato de exclusividad con la Metro-Goldwynd-Mayer; a los trece, le impusieron una dieta para reprimir su apetito, además de anfetaminas para trabajar y barbitúricos para dormir.
Casada a los diecinueve años, con un aborto a los veinte y un divorcio a los veintiuno. Dos años después se casa con Vincente Minnelli y tiene una hija (Liza), y a los veinticinco sufre una crisis nerviosa que la lleva hasta un intento de suicidio. Aún sin cumplir los treinta regresa al cine con Nace una estrella y con treinta y cinco años enferma de hepatitis, los médicos le dan cinco años más de vida.
En abril de 1961 protagonizó la más grande historia del show business con un concierto en el Carnegie Hall. Lo que seguiría era de esperarse, y el 22 de junio de 1969 fallece por una sobredosis accidental de barbitúricos. Tras décadas después de ser un mito analizado en tercera persona, podemos acercarnos a esta mujer que vivió repitiendo: “Quería creer e hice todo lo posible por creer en ese arcoíris que soñaba recorrer, pero no pude, qué se le va a hacer”.
Filme que evita la clásica biografía y se centra en la última etapa de la vida de quien siendo aún una niña triunfó en Hollywood, un sistema que terminaría devorándola sin remedio. La narración se apoya en flashbacks, claves para entender la última etapa en la vida de Judy Garland, y toca diversos temas: drogadicción, alcoholismo, problemas psicológicos y familiares, pero sin profundizar en ninguno, y es esto, tal vez, lo que convierte al filme en un ejercicio correcto, pero que pasada la primera media hora se hace repetitivo y deja escapar las tantas oportunidades que ofrece la vida del personaje.
No obstante, Judy ha acaparado varias nominaciones a premios internacionales, con destaque, sobre todo, en el apartado de mejor actriz: una Renée Zellweger que también tiene dividida a la crítica. Aun así, resulta una propuesta que no debe ser pasada por alto. El guion de Tom Edge adapta la obra teatral Al final del arcoíris, de Peter Quilter, para entregarnos un biopic musical bastante oscuro, pero a mi juicio, la actuación de la protagonista es una luz que da tonalidades grises a la realidad personal de uno de los primeros iconos de la cultura pop, alguien que aún hoy es vista como una heroína trágica.
(Tomado del periódico Cartelera Cine y Video, no. 172)