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El Oscar de la diversidad y la pandemia
En un año en que la actividad cinematográfica languideció, herida de muerte por el confinamiento y la imposibilidad práctica de realizar nuevos filmes, el Oscar padeció lo suyo, y se hizo evidente en su edición número 93, tan sobria y circunspecta como aburrida y predecible. Aunque tampoco se descontaron las sorpresas. Habrá que reconocer que esta edición decidió comprometerse a fondo con la diversidad racial y de nacionalidades, además de apostar por la circunspección y, en esa línea, elegir como sede la Union Station, estación central de trenes de Los Ángeles.
Por supuesto que las estatuillas por mejor filme, director y actriz fueron para la lírica y reflexiva Nomadland, de Chloe Zhao, con el protagonismo de Frances McDormand, quien ganó el premio por tercera vez, siempre en la categoría de mejor actriz protagónica, luego de vencer en 1997 con Fargo, y en 2018 con Tres anuncios en las afueras. La veterana actriz acabó con las esperanzas de ganar de otras dos favoritas: la debutante Andra Day por Los EE UU contra Billie Holiday y Viola Davis por La madre del blues, un filme que se alzó triunfante con las estatuillas por mejor maquillaje y vestuario.
El triunfo de Zhao, la directora de origen chino, confirma la preferencia actual de los académicos por los directores extranjeros que trabajen en Estados Unidos, como lo son la mayoría de los premiados en ese rubro, a lo largo de los últimos diez años, como el coreano Bong Joon-ho (Parásitos), los mexicanos Alfonso Cuarón (Roma, Gravity), Guillermo del Toro (La forma del agua) y Alejandro González Iñárritu (Birdman y The Revenant), el taiwanés Ang Lee (La vida de Pi) y el francés Michel Hazanavicius por The Artist, entre otros. Este año, también aspiraba al premio como mejor director Thomas Vinterberg por Another Round, pero terminó cediendo ante Chloe Zhao. El director danés era favorito en la categoría de mejor película internacional y finalmente terminó ganando ese galardón.
Además de convertirse en la segunda mujer ganadora en la historia del Oscar (luego de Kathryn Bigelow por En tierra hostil, en 2009) Zhao es la séptima mujer postulada en el rubro de realización desde 1927 hasta ahora. Pero al parecer, el machismo está cediendo terreno, y este año había dos mujeres en liza, la mencionada realizadora china y Emerald Fennell por Una joven prometedora, que terminó ganando el premio al mejor guion original. El veterano Christopher Hampton (Atonement, Dangerous Liaisons) ganó su segundo Oscar por The Father, que coescribió con el director Florian Zeller; ambos ganaron el premio en la categoría de mejor guion adaptado.
El favorito sentimental, en la categoría de mejor actor, era Chadwick Boseman, célebre mundialmente por Black Panther, y que interpretó su último papel, el de un ambicioso trompetista en La madre del blues, pues falleció de cáncer, a los 43 años, poco después de rodar la película. A pesar de que la mayoría de los medios esperaban un Oscar póstumo para Chadwick, se impuso sorpresivamente Anthony Hopkins por The Father, y así se inscribió en los récords, con sus 83 años, como el actor más longevo que logra el galardón.
Hopkins también dejó al campo al otro favorito, el también británico Gary Oldman por Mank, un filme que llegaba al día definitivo nada menos que con diez nominaciones. Nunca había sucedido, en los 93 años de vida de entrega del Oscar que dos hombres de herencia asiática estuvieran nominados en la categoría de mejor actor. Este año compitieron, en supuesta igualdad de condiciones con Hopkins y Oldman, el surcoreano-estadounidense Steven Yeun por Minari y el británico pakistaní Riz Ahmed, por El sonido del metal.
Entonces puede decirse, a manera de conclusión parcial, que entre Nomadland y The Father se repartieron los llamados cinco principales premios Oscar del 2021: mejor filme y director, actriz y actor protagónico, y mejor guion, mientras que Mank dominó en las otras categorías más importantes: mejor Mejor Fotografía para Erik Messerschmidt y mejor diseño de producción por su impresionante reconstrucción del Hollywood de finales de los años treinta, época en que se preparó la realización de Citizen Kane, una de las películas más grandes de todos los tiempos.
La tendencia a la diversidad racial y nacional también dominó en los premios a los mejores intérpretes secundarios: Daniel Kaluuya ganó por su vibrante interpretación de un activista de los Panteras Negras en Judas and the Black Messiah, el filme que logró agenciarse también una segunda estatuilla en la categoría de mejor canción del año (Fight for You). De manera que la tónica dominante contribuyó a que perdiera, otra vez, la célebre compositora Diane Warren, nominada sin suerte nada menos que en 13 ocasiones.
Warren es autora de algunas de las canciones más famosas del cine en los últimos años como Because you loved me, de Celine Dion para el filme Íntimo y personal, o I don’t want to miss a thing de Aerosmith, incluida en la película Armageddon. En esta ocasión estaba postulada, junto con la italiana Laura Pausini, por Io Sì, la canción tema de La vita davanti a sé, que protagoniza la veterana Sophia Loren. Warren había escrito la música y la letra de la canción pero el director Edoardo Ponti, hijo de Loren, se dio cuenta de que la película necesitaba un tema en italiano y la Pausini fue contratada para la tarea.
Brad Pitt presentó el premio a la mejor actriz de reparto, una categoría donde partía como favorita otra eterna perdedora como Glenn Close. Pitt contempló con una sonrisa satisfecha el triunfo de Youn Yuh-jung, una actriz coreana de 73 años que ganó por Minari, coproducida por el célebre protagonista de Erase una vez en Hollywood. La consagrada actriz coreana Youn Yuh-jung recibió sorprendida su estatuilla mientras declaraba que apenas podía creer que le había ganado a su admirada Glenn Close, a la cual saludó con deferencia antes de recoger su estatuilla.
Ignorada otra vez por los académicos, que parecen disfrutar el hecho de nominarla por el solo gusto de verla perder, Glenn Close acumula el récord de ocho nominaciones en vano. Y en su currículo destacan auténticos clásicos de la interpretación cinematográfica como Fatal Attraction (perdió con Cher), Amistades peligrosas (le ganó una muy joven y todavía inexperta Jodie Foster) o Albert Nobbs, una interpretación realmente prodigiosa, aunque los académicos prefirieron a Meryl Streep disfrazada de Margaret Thatcher en The Iron Lady.
En la ceremonia, Glenn Close se convirtió en paradigma de profesionalidad y gracia bajo presión cuando se convirtió en trending topic al animarse a bailar un twerking, luego de que el animador Lil Rel Howery la involucrara en un juego de preguntas sobre canciones famosas del cine. Varios nominados fallaron en reconocer de qué canciones se trataba, pero a pesar Close reconoció de inmediato el tema Da Butt, canción tema de la película School Daze de 1988 de Spike Lee. Y si muchos se sorprendieron con el meneo impresionante de la veterana actriz, mucho más ingenioso resultó su comentario respecto a que el tema musical que ella identificó correctamente nunca estuvo nominado, ni falta que le hacía, puesto que fue el Oscar quien se lo perdió. Hasta los más distraídos comprendieron la indirecta.
Merecidísimos resultaron los Oscar de sonido y edición para The Sound of Metal, en tanto la historia de un baterista que se queda sordo precisaba de una delicada manipulación sonora, mientras que el triunfo de Soul como mejor banda sonora y filme animado se contaba entre los más previsibles de la noche. Así se complementa el arrasador éxito de la Pixar con sus once estatuillas en los últimos años, y en particular se confirma el predominio de Peter Docter como director, pues también ganó en 2015 por Inside Out, y en 2009 por Up. En 2001, Docter fue nominado, junto a John Lasseter por Monster, Inc. pero se fue con las manos vacías ante el avance incontenible de Shrek.
Por último, hay que mencionar al menos el hecho de que el thriller de ciencia ficción Tenet, de Christopher Nolan y uno de los cinco títulos más taquilleros de 2020, perdió en diseño de producción pero ganó en efectos visuales, un triunfo esperado si se tiene en cuenta que solo el departamento de fotografía involucró a más de 250 profesionales, en un rodaje que tuvo lugar en siete países, con numerosas secuencias de acción que optaron por escenarios y objetos reales en lugar de las socorridas miniaturas e imágenes generadas en computadora.
A pesar del éxito de que ha disfrutado Tenet, un éxito moderado en tiempos de aislamiento, la recaudación apenas alcanzó para cubrir su enorme presupuesto, porque esta fue la primera superproducción de Hollywood estrenada en salas luego del prolongado cierre a causa de la pandemia, y se exhibió en cines semivacíos. De todos modos, Tenet se reestrenará en la televisión norteamericana por cable, en HBO, el primero de mayo, cuando todo este rumor de Oscar no sea más que un recuerdo.
(Foto tomada de El Mundo)