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El romanticismo de Eslinda Núñez en De cierta manera
Cerrando el verano desde casa, el espacio De cierta manera revisará el catálogo de la cinematografía criolla para evocar una coproducción que no debe pasar inadvertida.
Se trata del largometraje biográfico Capablanca, realizado por Manuel Herrera en 1987 como una colaboración entre el ICAIC y los Estudios Cinematográficos Máximo Gorki, de la desaparecida Unión Soviética.
El argumento del filme, original de Eliseo Alberto Diego, aborda una parte de la vida del ajedrecista cubano José Raúl Capablanca. La trama se ubica en 1925, año de crisis para el campeón mundial de ajedrez, quien se enfrenta a una nueva etapa, de cuyo tránsito depende su futuro. Entonces, el hombre creará una revolución en el juego ciencia, acudiendo a Moscú para probar sus fuerzas y hallar el amor.
Para personificar a quien está considerado el más importante jugador de ajedrez de todos los tiempos se escogió al actor César Évora. Además, en el reparto figuraron Eslinda Núñez, Adolfo Llauradó, Beatriz Valdés y la soviética Galina Beliáeva.
Al respecto de la película, su director precisó en una entrevista: “Importante es que, con virtudes y defectos, se ha hecho una película sobre Capablanca que muestra a la juventud no una imagen de cartón, que no lo beneficia ni nadie tiende a imitar, sino una imagen humana, cotidiana, amable y cariñosa que en nada lo demerita”.
Por otra parte, para la última tanda fílmica de agosto De cierta manera escogió el segundo corto de la serie de animación para adultos Quinoscopios, dirigida en 1986 por Juan Padrón sobre ideas del humorista argentino Joaquín Lavado “Quino”. A continuación, se presentará el documental Los dueños del río, realizado en 1980 por el fallecido cineasta Daniel Díaz Torres.
Por último, se transmitirá el largometraje animado Contra el águila y el león (1996), realizado por Padrón, el cual sintetiza la popular serie televisiva Más se perdió en Cuba.
En tanto, la sección “Flashback” recordará la encomiable labor de la revista Cine Cubano, la publicación especializada en séptimo arte más longeva de América Latina y el Caribe.
Asimismo, en “Primer plano” nos acercaremos a la reconocida actriz Eslinda Núñez, natural de Santa Clara, donde nació el 27 de diciembre de 1943.
Eslinda Esther Núñez Pérez comienza sus estudios de actuación en la Academia de Teatro Estudio de La Habana y su actividad profesional al incorporarse en 1962 como cantante, actriz y bailarina al elenco del Teatro Musical en la capital, dirigido por el mexicano Alfonso Arau.
Ese mismo año debutó en el cine en El otro Cristóbal, dirigida por el francés Armand Gatti. Seguidamente, trabajó en Para quién baila La Habana, realizada por el checo Vladimir Cech sobre la realidad cubana en esos primeros años del triunfo revolucionario.
Eslinda Núñez fue escogida en 1968 para integrar el reparto de dos títulos que se convertirían en clásicos del cine cubano. El primero de ellos fue Memorias del subdesarrollo, dirigido por Tomás Gutiérrez Alea; y el segundo, Lucía, sin lugar a dudas la película en la que por primera vez sintió que ya era una actriz.
Y es que el personaje de la muchacha cienfueguera de clase media, cuya rutina es estremecida por la relación que establece con un joven inmerso en las luchas sociales de los convulsos años 30, le hizo adentrarse en un universo nuevo y lleno de posibilidades.
De hecho, cuando un espectador se acerca por primera vez a ese clásico que es Lucía, entre múltiples elementos, queda impactado por la precisa elección de las tres actrices protagónicas. Raquel Revuelta confiere gran fuerza, Adela Legrá es la tempestuosa y vociferante y Eslinda aporta un aura romántica que se agradece.
Igualmente, la banda sonora de ese lugar para el cine cubano de siempre reproducirá algunas de las composiciones de José María Vitier, quien tuvo a su cargo los temas incidentales que acompañan las aventuras de Elpidio Valdés en medio de la guerra independentista, y de otros audiovisuales.