tropico

Elogio de la acompañante

Jue, 12/05/2024

Ya comienzan las proyecciones del Festival habanero y estaremos comentando algunas de sus propuestas competitivas.

Querido trópico (2024) es el debut en el largo de ficción de la realizadora panameña Ana Endara Mislov -una directora con cierta experiencia en el cine documental, mediante títulos como La felicidad del sonido o Curundú- y rinde un explícito homenaje a las personas que cuidan a los enfermos, esas compañías en medio del padecimiento y el dolor , no siempre reconocidas como mereciera el tamaño sacrificio y la entera dedicación que ello implica.

Se pudiera alegar que quienes ejercen esta profesión reciben generalmente salarios muy respetables, pero aun así la magnitud del esfuerzo, y el amor , la paciencia que tal práctica requiere, no se pagan con todo el dinero del mundo, como es el caso de Ana María,  la inmigrante en Panamá que protagoniza el filme, quien es contratada por la hija de una próspera mujer de negocios para que cuide a esta, su madre, quien comienza a dar señales de Alzheimer.

El vínculo que se establece entre ambas mujeres, superando diferencias de clase, cultura y nacionalidad (la auxiliar sanitaria es de Colombia, aun indocumentada, quien pone como condición para aceptar el trabajo que su contratante la ayude en los papeles de legalización, mientras la anciana es chilena) inunda de calidez y humanidad un filme que sin el tino y la mesura que caracterizan el guion de la propia directora -coescrito con Pilar Moreno- , pudiera haber devenido un trayecto monótono y de escaso vuelo.

Primero signado por la tirantez y la desconfianza de enferma a cuidadora, la relación evoluciona a una verdadera amistad , una dependencia plena en la cual resulta decisiva la absoluta tolerancia y el coraje de la empleada -quien pronto llega a cubrir las veinticuatro horas de cuidado - ante las desconcertantes y veleidosas actitudes de la señora, la cual , aun descubriendo un secreto celosamente guardado por  su acompañante ( ardid usado para acelerar su situación legal) no cambia , al contrario, la simpatía y hasta el cariño que llega a profesarle.

La puesta es de una simplicidad que emula lo limpio del discurso, y consigue que el tempo -de lentitud imprescindible para desarrollar la evolución del relato- incorpore sin embargo la complicidad del espectador; la suavidad de la música y la banda sonora toda , la fotografía de registros que exploran sutilmente el contexto en consonancia plena con los personajes y una edición esmerada,  posibilitan que el perseguido minimalismo del tono se logre a plenitud.

A ello se suman las ajustadas y convincentes actuaciones de Paulina García y Jenny Nava, contrapunto de excelencias histriónicas, para una de esas obras en cuya sencillez, como decía Martí, estriba su grandeza.