NOTICIA
“Empeño y espíritu de consagración”
La pandemia generada por la Covid-19 ha afectado los procesos creativos en cada una de las manifestaciones artísticas. En el caso del audiovisual los efectos han sido considerables, debido a que es un arte colectivo, requiere de equipos de trabajo integrado por varios especialistas.
En medio de la actual circunstancia sanitaria, el cineasta cubano Alejandro Gil fue convocado por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), para la realización de un documental con los científicos que trabajan en el proceso de investigación y desarrollo de los cinco candidatos vacunales.
Los resultados han desbordado aquel proyecto inicial y cuando el director de Inocencia (2018) refiere su reencuentro con el documental lo califica como un hecho “muy interesante”. El proyecto, cuyo título de trabajo es Soberanía, deberá estar listo para el mes de agosto.
Para conocer detalles sobre el proceso de realización de este documental, Cubacine conversó con su director sobre las motivaciones, el equipo de trabajo que lo acompaña y el concepto artístico que maneja Soberanía.
¿Cómo surge la idea de realizar un documental dedicado a los científicos cubanos que trabajan en los candidatos vacunales?
En medio de la situación más compleja de la pandemia, donde no se suscitaba trabajo de ninguna naturaleza, incluido desde el punto de vista audiovisual, se comenzaron a abordar desde el ICAIC trabajos que referían temáticas sobre la pandemia. Fui convocado para dirigir un proyecto que pretendía abordar el proceso de las vacunas, es decir, cómo se estaba ordenando el sistema de vacunación y la propia búsqueda de las vacunas.
Empezaban las primeras informaciones de las vacunas a nivel internacional y ya se empezaba a mover el terreno con respecto a la posibilidad de Cuba de hacer sus vacunas.
A partir de ese momento comenzamos a organizar un equipo de trabajo, el ICAIC inmediatamente se conecta con el propósito y empieza a conformar un proyecto con una mirada mucho más abarcadora. Cuando hacemos la exploración al tema o primeras investigaciones, esa zona antes de entrar de lleno a esa etapa de la prefilmación más consolidada, el presidente de BioCubaFarma, Eduardo Martínez nos dijo que no podía ser sobre una, sino sobre los cinco candidatos vacunales.
Nuestra idea inicial era concentrarnos solo en los protagonistas detrás de la vacuna Soberana, porque fue la que primero asomó su testa en el ámbito mediático, pero Eduardo nos comentó que debían ser los cinco porque son muchas instituciones trabajando en común, no solo para Soberana, sino también para Abdala, Mambisa, Soberana 01 y Soberana Plus.
Por ese entonces, la televisión bombardeaba, saturaba los espacios, por razones obvias, en crear esa imagen, esa visión de Cuba puesta para hacer sus candidatos vacunales. Y nosotros, en esa carrera que no podemos seguirle a la televisión hicimos una mirada cinematográfica de cómo abordar el asunto. Nos planteamos hablar con los protagónicos, pero haciendo la historia de otra manera, es decir, la historia de quiénes son las personas que están detrás de ese engranaje productivo, de ese empeño y espíritu de consagración en aras de tener las vacunas.
Nos dimos cuenta de que las anécdotas eran maravillosas, en algunos momentos muy sensibles, emotivas en otras. Teníamos que tener un discurso completamente distinto, justamente subrayando el carácter humano de las personas que en un país como Cuba, con las fragilidades económicas y otras situaciones, esté emprendiendo una carrera de país de primer nivel.
¿Cómo tiene concebido la estructura del documental?
Esa construcción simbólica, entre la circunstancia con una dinámica muy particular, es la que nos empujó a idear un documental más centrado en la imagen y en la fortaleza de estas imágenes que en las mismas entrevistas. Porque las entrevistas se van a insertar en ese mundo de imaginación y de sublimación de las imágenes, que van a estar respaldando las palabras de los académicos y los investigadores.
Este es el concepto artístico, donde tenemos la inclusión de Lizt Alfonso, que se incluye como parte de la narrativa audiovisual de la obra. La música es del DJ Iván Lejardi y creo que esa propuesta musical más contemporánea permitirá conectar también con la propuesta estética.
Será un audiovisual donde pretendemos —ojalá que lo podamos lograr— que el espectador logre cierta empatía con el discurso y la narrativa del documental. Esta empatía se puede lograr sobre una base, fundamentalmente, de sugerencias, de simbolismos y de metáforas, con la concreción tácita y objetiva de las entrevistas que abordan esta temática de la vacunación.
Para la realización de estas producciones se han cumplido también los protocolos establecidos y ha sido necesario reducir al mínimo de personal para la filmación. ¿Cómo lograr la realización de un documental de este tipo con un equipo reducido?
Yo creo que esta experiencia de estos trabajos va a dar lugar a crear una especie de estructura de cómo se puede hacer, ojalá que nos convoquen para establecer a partir de las experiencias que hemos tenido cómo debería maniobrarse con respecto a los equipos pequeños, medianos y de gran formato para el audiovisual.
¿Quiénes conforman ese equipo?
Tenemos el equipo de Javier González producciones, con Milton Parado, y un equipo muy pequeño del ICAIC y de la Oficina Santiago Álvarez. Son personas que siempre han estado vinculadas al ICAIC, en la producción de ficción o de documental. Con este equipo reducido hemos logrado mucha movilidad, con el cual tenemos que concebir planes de rodajes muy cuidadosos, muy certeros, tener paliativos, tener plan A, B, C y D.
En el caso nuestro por la misma agenda de los protagonistas, que son la columna vertebral del proyecto, cómo maniobrar si uno de ellos nos comunica que no podrá estar y cómo buscar alternativas, porque si no sería un documental que estaría dos años para filmarse, porque buscando la idoneidad objetiva y subjetiva para hacer un trabajo de esa naturaleza podríamos estar un año y medio o dos años.
Es que nosotros estamos en el centro, con los protagonistas que ahora mismo son esencia y la luz del acontecer mediático de este país.
¿En que momento de la producción se encuentra actualmente Soberanía?
Actualmente, tenemos pendiente terminar, porque tenemos que tener en cuenta las agendas y es un documental que, no solo se hace en medio de la pandemia, sino que se hace con el equipo que está justamente en el centro de la preocupación nacional, por el tema de que la pandemia está cuesta arriba.
Hacer este tipo de trabajo ha significado tener un alto grado de implicación —yo que hacía tiempo no me vinculaba al documental— este reencuentro con el documental ha sido muy interesante. Es la primera vez que lo comento, porque ese sentimiento de trabajar en una circunstancia psicológica muy distinta, con un nivel de fragilidad, de observación del carácter de las personas, de la manera de interpretar la vida, el día a día, minuto a minuto..., todo esto influye en la manera de asumir el trabajo audiovisual. Creo que, a cualquier creador, sea escritor, artista visual o realizador audiovisual, siempre la obra se va a ver marcada por el influjo de este momento, donde subyacen en las sensaciones y relaciones personales y humanas.
En medio de esta circunstancia el campo de la ciencia ha tenido un resurgir, porque me he dado cuenta de que han estado trabajando mucho durante mucho tiempo, pero no con una presencia dentro de los medios que pudiera ser más habitual.
¿Para cuándo deberá esta concluido y listo para su presentación pública?
Queremos que sea para agosto, ahora viene todo el proceso de transcripción de las entrevistas, hacer el guion de montaje, de estructuración temática, tenemos alrededor de trece entrevistas. Los entrevistados han sido muy locuaces, establecen un diálogo espectacular, son gente maravillosa que se unen y dan el máximo, incluso fuera de las zonas de confort.
Me parece que trabajar con estas entrevistas nos permitirá desbordar los términos de metraje que nos habíamos trazado y va a traspasar esa primera idea del tiempo.
(Foto del autor)