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En el tenis no caben tres
Challengers (2024) fue la obra escogida para abrir la cartelera del cine Charles Chaplin en el mes de septiembre. Esta es una suerte de película romántica ambientada en el universo del tenis. El filme de Luca Guadagnino (I am Love, Bigger Splash, Bones and all) desarrolla una relación de tres sin un final feliz convencional, en el que la manipulación y el engaño cierran una historia de ambiciones y deseos no alcanzados.
El tenis es un deporte de estrategia y agilidad. Generalmente dos atletas disputan por tratar de no perder la bola en su parte de la pista mientras se la sortean a golpes de raqueta. Esto con el objetivo de alcanzar más puntos para ganar el set y, por último, el match, con el que el vencedor se lleva la gloria ansiada. En la cinta de Guadagnino, Art Donaldson (Mike Faist) y Patrick Zweig (Josh O´Connor) son dos tenistas en igual condiciones de habilidades dentro un match conclusivo, en el que compiten por el amor de Tashi (Zendaya) como trofeo.
Estos dos mejores amigos se quedan prendados de la misma muchacha al conocerla. Cada uno busca ganarse la estima de la mujer, en lo que parecería un juego altamente competitivo, provocando recelos y envidia entre ellos. En un primer momento, Tashi tiene una relación con Patrick, sin embargo, tras la ruptura por malentendidos, diferencia de intereses y la inevitable disolución de la amistad por incomodidad entre los muchachos, ella se hace esposa y entrenadora de Art, quien, enfocada en convertirlo en una estrella del tenis, se olvida de Patrick.
El matrimonio, tiempo después, en un momento crítico de la carrera de Art, deciden participar en una competencia Challenge sin importancia, en la cual se encuentran con Patrick. Sobre la cancha se reviven hechos del pasado que vuelven a avivar el deseo de competir. Ellos por amor y ella por ver, definitivamente, quien es el vencedor.
Guadagnino se ha especializado en crear filmes que examinan el amor a partir de una narratoria penetrante, aunque habitualmente contrastados con desenlaces dado a inconformidades de la relación en sus tramas. En Challengers, se da un triángulo amoroso narrado anacrónicamente. La conexión sentimental entre tres toma forma a partir de los intercambios de los jóvenes al rivalizar por tener a Tashi, quien disfruta la disputa y los incita furtivamente a ello.
Tashi siente admiración (uno de los fundamentos de una relación sentimental) por Patrick, por su habilidad, aunque este sea un caso irremediablemente perdido. En cambio, con Art, que tiene una personalidad más taimada, resuelve la necesidad de compañía tomándolo como sustituto, el que a fin de cuentas se vuelve su proyecto de vida. La búsqueda de llevarlo a ser la mejor versión de sí mismo en el deporte es la manera de solventar las carencias que surgieron con Patrick o con ella misma tras haber sufrido una lesión que le impidió seguir compitiendo.
La película es construida por momentos claves que describen la interacción romántica pasiva – agresiva que existe entre los tres, su nacimiento y evolución. El caso de homosociabilidad fallido entre los personajes es detallado con agudeza y pasión, así se boceten manipulaciones y toxicidades. El guion de Justin Kuritzkes (Queer) mantiene una dinámica perspicaz que repara sobre el componente emocional como fundamento argumental en una relación complejizada por la misma competencia y tensión de los roles.
No obstante, Guadagnino cierra su película con un final que logra el equilibrio entre los rivales después de subsistir a intrigas, rupturas y malestares, quedando un abrazo sobre la red en el centro de la pista que sobrevive al conflicto romántico y la satisfacción del duelo finalmente acabado.