NOTICIA
En papel, el cine cubano
“Saber de cine” no es una meta, al contrario, es un camino sin fin, un delicioso, complejo e interminable camino en el cual ver películas es solo el primer paso. Para que el trayecto sea realmente provechoso, al acto de ver, escuchar, oler, saborear y palpar decenas de filmes, hay que agregarle los actos de hablar sobre cine, discutir sobre cine y, por supuesto, leer sobre cine.
Como voluntaria para acompañar en dicho trayecto tanto a los que solo han andado unos pocos metros como a aquellos que tienen ya varios kilómetros recorridos, lleva más de medio siglo la revista Cine Cubano, fundada en junio de 1960 por Alfredo Guevara, quien fuera también fundador del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), al cual se adscribe esta publicación.
Durante 55 años Cine Cubano ha visto la luz cargada de textos que informan, narran, reflexionan, piensan sobre el cine nacional e internacional, a través de dossiers, entrevistas, reseñas, ensayos, comentarios y otras maneras de llevar las ideas al papel. Cada nacimiento de la misma constituye, pues, la concentración de diversas miradas sobre el séptimo arte que más que mostrar la erudición de sus autores, demuestra su amor por el cine.
Pero no solo el arte dueño de las grandes pantallas ha tenido su espacio en la revista. De hecho, hubo períodos en los que las artes plásticas, la literatura y la filosofía robaron el protagonismo en Cine Cubano, publicación que ha brindado sus páginas, además, a la política y la lucha por la integración sociocultural latinoamericana.
Entre las demás manifestaciones de la creación humana, ha de decirse que el cartel cinematográfico ha tenido un lugar especial dentro de la revista. Importantes obras de artistas de la gráfica cubana y extranjera han sido reproducidas en sus hojas, prueba irrefutable de que si bien depende un cartel de una película para poder existir, una película depende de un cartel para poder sobrevivir.
Con el paso del tiempo, esta dama de las letras cubanas ha experimentado transformaciones en su estilo y diseño, siempre con el fin de lucir una imagen fresca, joven, capaz de atraer escritores, periodistas, cineastas, artistas e intelectuales dispuestos a dejar huellas en sus páginas. Secciones como Hasta cierto punto, Por primera vez, Dolly Back, De cierta manera, Otra cinefilia, De película y Minerva traduce el mar han estructurado y estructuran su contenido de manera orgánica y creativa.
Ayudar al público a crear sus propias herramientas para criticar y analizar la producción cultural, ha sido una de las aspiraciones de Cine Cubano a lo largo de su existencia, pues de nada vale hacer buen cine si este no es luego devorado y discutido por un espectador activo e inteligente que sabe devorar y discutir con argumentos sólidos.
Muchos cineastas cubanos comenzaron su trayectoria como creadores escribiendo para la revista. Por tanto, su vocación didáctica ha sido útil tanto para el público como para directores, editores, fotógrafos, guionistas…, quienes encontraron en sus páginas el primer impulso para adentrase mucho más en el sendero del séptimo arte.
Para nada ha sido y es Cine Cubano una publicación perfecta, si es que esto es posible. Sin embargo, su papel como parte del patrimonio cultural cubano es innegable. Es por ello que su conservación, estudio y renovación constante son imprescindibles para que la misma no caiga en las sombras del olvido o ese estado peor que consiste en la invisibilidad. Larga vida, entonces, a Cine Cubano.
(18-24/ 06/ 2015)