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Entre el amor y el ego
La mantis religiosa constituye un insecto fácilmente identificable debido a sus patas delanteras dobladas en una posición que parece que siempre está rezando. Ese hecho despierta una atracción muy poderosa para los seres humanos, por un lado, genera curiosidad y admiración, y por otro suscita desconfianza y miedo. Algunos de estos y otros sentimientos se reflejan en el triángulo amoroso que nos regala, a partir de este miércoles 4 de septiembre, el cineasta Arturo Sotto, con su más reciente película Nido de mantis.
A propósito de dicho estreno, este martes en el Centro Cultural Cinematográfico Fresa y Chocolate, se proyectó su making off, audiovisual que, alejándose del modo tradicional de crear esta clase de productos, intenta premiar el esfuerzo que conllevó hacer un largometraje que transita por diferentes épocas de la historia de Cuba. Todo ese esfuerzo no hubiese logrado sin el gran equipo de profesionales que trabajó en esta producción del ICAIC.
Más tarde, hubo un encuentro con la prensa donde salieron a relucir interioridades del proceso creativo de Nido de mantis, filme que fue rodado en apenas ocho semanas, desde el 15 de enero de 2017 y hasta el 15 de marzo del propio año en locaciones de La Habana, Mayabeque y Artemisa.
Al respecto, su director y guionista, Arturo Sotto, reveló que en su filme el trabajo con el color, la música ―a cargo de Beatriz Corona y con la participación activa del mismo Sotto al convertirse en autor de dos de los temas musicales―, y las actuaciones, por supuesto, permitieron transmitir mucha “espiritualidad”.
“Siempre aspiro a que mis películas sean obras de arte”, apuntó.
Asimismo, el cineasta se refirió a lo complejo que resultó para todo el staff de Nido de mantis moverse de una década a otra, ya que la historia fue concebida desde los años 50 y hasta los 90 del pasado siglo.
“A veces el marco histórico te hala, pero luego de valorar varias posibilidades decidimos que fueran los propios actores quienes contaran los hechos. Ellos supieron transmitir la verdad”, explicó Sotto.
Por su parte, la directora asistente del filme, Tessa Hernández, hizo alusión a los obstáculos que debieron enfrentar para rodarlo.
“Con los recursos mínimos logramos recrear las diferentes atmósferas, como por ejemplo la escena de Girón, que fue conseguida con algunos fusiles y muy pocos explosivos. Realmente hicimos malabares”, confesó no sin antes agradecer a los encargados del maquillaje y la peluquería, quienes ayudaron infinitamente a avanzar y retroceder en el tiempo como lo requería la historia.
Además, la joven actriz, Amelia Fernández, dijo que desde que comenzó a rodar tuvo claro lo que Arturo le pedía para su personaje de Azúcar, el cual viene a ser su primera experiencia en el séptimo arte. Igualmente, Caleb Casas, afirmó que lo más difícil fue hacer “creíble” una historia de amor entre dos hombres y una mujer en un país todavía machista como el nuestro y en la época en que se enmarca la historia.
“Estoy muy contento de hacer cine otra vez”, acotó Casas.
Nido de mantis ha participado en prestigiosos festivales de cine, como el de La Habana, Guadalajara (México) y el de Taormina, localidad ubicada en la costa este de Sicilia (Italia).