NOTICIA
Hasta la vista, compay…
El ICAIC está de duelo por el deceso de uno de sus mayores creadores. Según dio a conocer su familia en un mensaje por Facebook, Juan Padrón falleció en la madrugada de este 24 de marzo, a los 73 años. La cultura cubana despide así a uno de sus creadores más importantes, populares y reconocidos, alguien cuya obra recibió la marca acreditativa de la posteridad, ese sello que confiere la gente, el pueblo, discreta y excepcionalmente, a los artistas que mejor saben expresar su esencia nacional.
Autor de algunos de los filmes cubanos más populares de todos los tiempos, como el largometraje Elpidio Valdés (1979) y Vampiros en La Habana (1985) y su secuela, amén de las series Filminutos y Quinoscopios, Juan Padrón es uno de los cineastas más relevantes que trabajaran en el ICAIC, junto con Tomás Gutiérrez Alea, Humberto Solás o Santiago Álvarez.
A través de Elpidio Valdés diseñó, en primer lugar, un héroe de aventuras a la cubana, en una línea histórico-nacionalista que muy pronto convirtió al personaje en símbolo de la idiosincrasia y de la voluntad independentista de los cubanos. El filme materializaba en pantalla un profundo estudio de la época y de las circunstancias en que se libraron las guerras de independencia, de modo que se relacionaba, sin tanta grandilocuencia o prosopopeya, con el cine histórico cubano de los años sesenta y setenta, porque prodigaba el humor en la mejor clave del choteo cubano, en busca del colorido y de la gracia criolla.
Elpidio Valdés es un criollo, tal vez oriental por su acento, cuyo heroísmo patriótico no estaba reñido con su carácter desinhibido, locuaz, chistoso, incluso pícaro. El filme heredaba una larga historia profesional de su autor como dibujante, historietista y animador, y además constituyó el primer escalón hacia la consagración definitiva del autor. Porque, gracias a Juan Padrón y a su Elpidio existe, en buena parte, la Escuela Cubana del dibujo animado.
Luego del éxito conseguido con Elpidio Valdés, que parecía insuperable, Juan Padrón realizó Vampiros en La Habana, largometraje de dibujos animados dirigido a los adultos, y que por lo tanto se ocupa de parodiar personajes no solo del cine de horror y criminal (vampiros y gánsteres o mafiosos) sino también del cine histórico y épico cubano (el filme se ambienta en los años treinta, durante la lucha contra la dictadura de Machado). Fue este su largometraje más reconocido internacionalmente, película de culto que trasmite como ninguna otra el cubanísimo choteo.
Muchas otras películas realizó Juan Padrón. Otras tantas tenía concebidas, seguramente, cuando lo sorprendió la muerte. Preferimos hablar aquí solo de Elpidio Valdés y Vampiros en La Habana para concentrarnos en aquellas películas sin las cuales es imposible, desde todo punto de vista, hacer la historia del cine cubano, una historia con muchísimas páginas escritas por el arte de Juan Padrón.