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Juicios de grandes, para verte mejor
No importa el lugar, el momento, las circunstancias, los protagonistas… Cualquier proceso de cambio genera múltiples opiniones, estado que puede enriquecer dicho proceso, o bien tornarlo aún más complicado. Las transformaciones que a partir de esta edición trae consigo el Festival Internacional de Cine de Gibara traen alegrías y algunas preocupaciones. De ellas conversaron con Cubacine algunos de los jurados.
Para el productor cubano Inti Herrera, jurado en el apartado Cine en construcción, el cambio se siente en el aire. “Sin dudas, el evento y la ciudad se reinventan. Las transformaciones son buenas, pues cuando algo no camina, no cambia, está muerto. Creo que lo fundamental es tratar de mantener la vitrina para enseñar ese cine emergente, periférico, que tiene dificultad para acceder a las grandes pantallas, y que siempre ha encontrado en este tipo de nicho una fiesta cinematográfica”.
¿De quién es la tarea, entonces? Según Herrera, les toca a aquellos que hacen la selección de filmes, a la presidencia, a la dirección del evento encargarse de mantener la esencia del Festival. “No obstante, apoyo la diversidad. Sería estupendo que a Gibara llegaran filmes variados, así el espectro es mucho mayor para aquellos que gustan ir a la sala oscura”, agrega.
De manera similar opina el también jurado de Cine en construcción Arturo Infante, director y guionista de cine en la Isla. “Creo que es un cambio positivo. Este nuevo concepto obedece a la intención de darle amplitud al evento. No obstante, experimento el mismo espíritu de las ediciones anteriores. Este Festival es muy especial por la relación que se establece entre los artistas y el pueblo. Esa es su esencia y permanece intacta”.
Según Infante, este apartado cuenta con proyectos en diferentes fases. “Algunos son solo el guion y otros ya están completamente filmados. Estamos contentos porque los trabajos tienen calidad. Nos satisface que nos pongan a pensar. Tenemos mucho material para elegir”.
Por su parte, el actor, guionista y director de cine cubano Vladimir Cruz, jurado de Ficción, asegura que las obras que ha visto hasta ahora evidencian una muestra irregular. “Hay filmes buenos y otros no tanto. Creo, entonces, en la necesidad de realizar una selección más rigurosa, de establecer pautas. La muestra tiene la virtud de ser diversa, de no desechar nada, pero eso puede ser un arma de doble filo. Los festivales se van especializando inevitablemente, como vía para despertar el interés de los cineastas. No es imprescindible, quizá, pero sí útil para atraer buenas obras y hacerse un lugar dentro de la gran cantidad de festivales de cine en el mundo. Es necesario buscar una particularidad para ser atractivo. No creo que el evento deba convertirse en un espacio de acogida para filmes que no son aceptados en ninguna parte, pero supongo que adquirir su perfil sea un proceso que se dé orgánicamente”.
Sugerencia de la reconocida actriz y también realizadora cubana Mirtha Ibarra, quien forma parte del jurado de Documental, es pedir en las próximas ediciones las obras en un formato determinado, así ayudaría al trabajo de los jurados y a incrementar la calidad de los filmes. No obstante, para Mirtha el Festival mantiene su belleza. “Es hermoso, entre otros motivos, porque reúne el cine con la plástica, la música y otras manifestaciones artísticas. Es un festival atípico porque todo el pueblo participa en él. Hay una masividad en cada espacio que es realmente conmovedora”.
Este gancho es el que también atrajo desde Suiza al director de la Academia de Ciencias del Audiovisual para el cine y la televisión, Domenico Lucchini, quien es jurado de Documental. “En cualquier festival es importante el lugar, el contexto. Gibara es un pueblo pequeño, por tanto, se establece un contacto estrecho entre realizadores y público. Es un valor agregado”.
Sobre las obras en concurso, Lucchini nos contó que hasta el momento solo ha podido ver los cortometrajes, pero le ha bastado para comprobar su fuerte impronta en la tradición del Festival por la crudeza de sus temas.
“Su contenido es un verdadero gancho, pero me gustaría que hubiese un espectro más largo de países en estas obras. América Latina tiene una presencia muy fuerte, pero en el contexto de un festival es muy importante, al menos para mí, la confrontación cultural. En los largometrajes hay más diversidad de países. Sin embargo, sé que es solo el inicio”.
Para este amante del cine, que visita por primera vez Gibara, la presencia de las nuevas generaciones es fundamental. “Llamo la atención a los directores del Festival sobre los jóvenes. No solo representan el futuro, sino también son una parte importante en el mundo de la cinematografía. Se podría crear, por ejemplo, un jurado con ellos, así garantizaríamos la continua interacción entre las diversas generaciones. Creo que la presencia de la juventud formaba parte de la filosofía de Humberto Solás”.