La danza de la historia

La danza de la historia

Jue, 10/06/2016

La danza, una de las sietes artes establecidas, en tanto expresión corporal ha estado desde el principio de la humanidad. Antes de ser considerada con todo su dispositivo estético como manifestación artística, su primer fin fue mágico-religioso, y dicha función la acompaña hasta la actualidad.

Pero otros sentidos, a veces menos cuantificables y explicativos, tiene la danza como vía para reconocer el(los) cuerpo(s); entiéndase lo último como un magnífico todo que incluye la mente. En ese sentido, la historia de la danza se vuelve intangible, mutable, con cada día que hacemos uso de las corporalidades. Acotado esto podemos decir que cada país tiene un corpus histórico en el que la danza no siempre ha sido debidamente registrada, pero del cual, definitivamente, ha formado una parte indisoluble.

Así, el documental nicaragüense 1,2,3… a bailar, de José Wheelock, y ganador de docTV Latinoamérica, se convierte en un registro procesual de la historia nicaragüense, usando las narraciones de cada protagonista como fresco de la historia de esta nación.

La necesidad que parece mover primigeniamente al documentalista es la del registro. “El baile de la negra”, tradición de su país, queda reflejado primeramente como patrimonio intangible de la humanidad, pero según se desarrolla el audiovisual se develan razones mucho más sinceras, humildes y la mirada se torna antropológica.

La danza, en su inmensa polisemia, no conoce delimitaciones físicas, lo cual demuestra su hermosa paradoja. Ella ha sido reconocida mundialmente como dispositivo formador de cuerpos bellos, perfectos. Pero eso es solo una parte de su historia, pues en tanto se tenga cuerpo, ya de síndrome de Down, ya de débiles visuales, los movimientos y con ellos la coreografía serán parte de la vida.

Wheelock indaga en el baile no como modo de ganarse la vida, sino más bien como motivo para ofrecerla y dedicarla a la comunicación que se genera con el mismo. Por momentos la cámara registra rostros, manos, movimientos, composiciones visuales que recuerdan al documental Los del baile (Nicolás Guillén Landrián, 1965). En ese plano fijo a los rostros intenta descubrir las razones por las cuales los seres humanos continúan reuniéndose, entre otras cosas, para bailar.

Como en una coreografía, la banda sonora de 1,2,3… no abandona el audiovisual, sino que se compone entre la música diegética de cada historia y la selección musical extradiegética para el documental, que va delimitando, junto a imágenes de archivo, el recorrido histórico del material.

Mostrando la danza en tres de sus funciones fundamentales y más raigalmente populares, es decir: la fe, la educación y el disfrute, Wheelock muestra, no solo en Nicaragua, sino en Latinoamérica, la organicidad de una historia de 500 años llena de tradición, ruptura y diversidad.

(6-12/ 10/ 2016)