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La película Mella vista por su actor principal
A tres semanas de su estreno y después de haber sido vista por decenas de miles de personas, el periodista buscó al actor que representó a Mella en la película que lleva el nombre del destacado luchador antiimperialista.
Sergio Corrieri, el intelectual vacilante de Memorias del subdesarrollo; el combatiente infiltrado en las bandas contrarrevolucionarias de El hombre de Maisinicú o el histórico y animoso Julio Antonio de Mella es uno de esos hombres que diariamente usted se encuentra en la calle, en la fábrica o en el ómnibus y conversa familiarmente con él lo mismo de pelota que de la última actualidad internacional sin que medie más amistad que el tope casual. No hay en el hablar de Corrieri algo que denuncie al actor con media vida sobre las tablas o frente a las cámaras. Dos características esenciales dan los buenos días, las buenas tardes y las buenas noches en su hablar rítmico y pausado: la naturalidad y la modestia.
Esta entrevista se efectuó durante un receso de la VII Plenaria Nacional del Consejo Nacional de Cultura efectuada en la Escuela Nacional de Arte de Cubanacán. Apartados del ir y venir de los delegados, al costado de un escenario al aire libre y en ocasiones envueltos por la música de un órgano oriental, la entrevista formal devino rápidamente conversación ...
¿Qué te perece si comenzamos por la dificultad principal en la concepción del personaje Mella?
Hubo dificultades de distintos órdenes, pero la primera, aunque parezca paradójico, fue la dimensión humana de Mella. Representar una imagen tan arraigada en nuestro pueblo era una responsabilidad muy grande. Fue necesario estudiar duro, prestar mucha atención al guion y al proceso de filmación, de manera de humanizar al hombre histórico y no convertirlo en un personaje almidonado.
¿Y en cuanto al físico, al parecido con Mella?
Ya se ha dicho algo sobre eso. Se hicieron más de cien pruebas con personas distintas. Conocí a un mecánico y a un médico cuyo parecido con Mella en la pantalla era increíble, pero finalmente la idea fue desechada. También hubiésemos tenido que buscar entonces un Villena igual, un Baliño, y así con todos los personajes de la película. Y lo importante era el pensamiento de Mella, su acción revolucionaria... No obstante, puedo decirte que la preocupación por el parecido físico nos llevó algún tiempo. Conmigo se ensayaron varias prótesis, pero se descartaron en aras de una actuación natural.
¿Puedes hacer una comparación entre el personaje de Mella y los otros por ti llevados a la pantalla?
—El personaje de Mella era distinto completamente. Todos los otros son de ficción. De El hombre de Maisinicú, aunque venía de nuestra historia revolucionaria, no se tenía una imagen previa, a no ser la de sus familiares o amigos íntimos. Con Mella era diferente. Todos sabían algo de él...
¿Fue el personaje que más trabajo te costó?
No te puedo decir si fue el que más trabajo me costó, pero si el que más preocupado me tenía.
¿Qué opinas de la película?
Calificar el resultado del filme preferiría dejárselo al público. Me parece que hay algo muy interesante por encima de los logros que pueda tener o no la película y es la intención que esta se propone.
Hablemos del distanciamiento del filme. Ese rompimiento con la acción lógica que a veces se realiza para que el personaje central se dirija directamente al espectador.
Creo que ha sido polémico. Ya sabes cómo es nuestro pueblo de comunicativo. A veces estoy parado en una esquina y se me acercan para hablar de la película. Y no creas que siempre son elogios. Me cuestionan las cosas más increíbles: desde detalles hirtóricos hasta aspectos de la realización. Eso es muy importante, porque indica que nuestro público no solo va al cine a entretenerse. Te aseguro que Mella es la película más polémica de todas las que he filmado. En estos días me he encontrado con las opiniones más diversas en tomo al distanciamiento que emplea el filme. Por un lado los que lo aceptan sin discusión y dicen comprender las intenciones del director, que no son más que romper momentáneamente con la acción para llamar la atención al espectador sobre algunos aspectos importantes. También están los que opinan que este método no era necesario. Por sobre todo eso creo que lo más significativo es que la película se discute; nadie ha sido indiferente a ella.
¿Hay algunas escenas que te gusten más que otras?
¡Por supuesto! Hay escenas que a veces en el papel nos parecen muy buenas, pero que al verlas en la pantalla nos decepcionan. Con otras sucede lo contrario. La secuencia en el barco con los marineros soviéticos me gusta mucho. Después de verla en el cine me parece muy lograda; por el corte, la cámara, la ambientación... También la del cantor, antes de constituirse el Partido. La huelga de hambre tiene un ritmo de edición notable. No puedo dejar de referirme a las escenas de multitudes, donde con el manejo de una pequeña masa se logran efectos sorprendentes.
¿Cuántas veces has visto la película?
Entera tres veces.
Esta pregunta está inspirada en una parecida que le hicieron a Alejo Carpentier, hace algún tiempo, con relación a la opinión que se formaba de una obra suya después de verla impresa. Él decía que a veces al leer el libro se preguntaba cómo era posible que hubiese puesto esta o aquella palabra cuando la buena era la que se le ocurría en ese momento... En concreto: ¿estás satisfecho con todas tus escenas en el filme?
De ningún modo. No vacilaría en cambiar algunas cosas. La secuencia de la asamblea en el Aula Magna fue de las primeras en filmarse. Creo que pudiera mejorar mi actuación ahí. Eran los primeros días de lucha con el personaje y me veo un poco desalmidonado.
¿Cómo fue el trabajo en equipo?
Hubo un espíritu de responsabilidad muy grande. Puedo asegurar que todos, con el director a la cabeza, trataron de hacerlo lo mejor posible. En la película hay notables actores que tienen un papel muy efímero, pero realizado con un interés y seriedad en el trabajo loables.
¿Qué te parece lo más importante de Mella?
En conversaciones con muchos alumnos de secundaria básica me han dicho con relación a la película: "¡Pero qué historia más agradable; si todas fueran así!" Hay algo que quizás pueda parecer banal, pero que creo importante: no hay nadie, ni aun los muchachos más pequeños, que haya salido del cine sin saber quién era Mella.
¿Qué otro personaje te gustaría llevar a la pantalla?
Me gustaría, y no digo hacerlo yo, sino verlo, a Villena. También Alfredo López. Con respecto a Mella mismo, una película no agota el tema ni la época. Muchos de los personajes que aquí aparecen son dignos de verse nuevamente, más ampliados. Me parece plausible el rescate histórico y artístico que en este sentido desarrolla el cine cubano. Nuestro pueblo tiene necesidad de eso y es una responsabilidad hacerlo por difícil que resulte.
¿Qué prefieres, el teatro o el cine?
Si lo miramos desde un punto de vista estrictamente interpretativo te digo que el teatro me produce más satisfacción, sobre todo por el factor social y de comunicación con el público. En un teatro de participación del público, como el que realizamos en el Escambray, esa comunicación hace sentirse muy bien al actor. El cine es algo distinto, con un encanto muy especial, aunque no hay que olvidar que en alcance y masividad es muy superior al teatro.
Con Mella comenzamos y con Mella debíamos terminar. Algunas consideraciones finales.
Mella es la primera película cubana que se plantea un tema tan difícil de realizar. Se trata de un primer filme en la nueva línea de rescate histórico cinematográfico que se hace necesario continuar. El estilo de la película, aunque a veces choque con años de hacer cine, con gustos establecidos por años de ver cine, es algo sobre lo que hay que reflexionar. Mi opinión es que el estilo es valioso, aunque tenga cosas más logradas o menos logradas, y que puede tener más de renovador, porque como se ve no es nada formal. En resumen: Mella es una película de la que hay que aprender; tanto de sus aciertos como de sus dificultades.
Tomado de Periódico Granma, 16 de enero de 1976.