La primera pieza será para Margot

La primera pieza será para Margot

Lun, 02/29/2016

Ya casi toca la puerta uno de los momentos más esperados de los cinéfilos cubanos: el estreno de una cinta del patio. Aunque ya tuvo algunas presentaciones en diciembre pasado, será a partir del día 2 de marzo que tendrá lugar el estreno de Bailando con Margot (2015), ópera prima de Arturo Santana.

La producción de este filme estuvo a cargo del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y la venezolana Villa del Cine. Su recorrido por el circuito de estrenos comienza a partir del 3 de marzo, según anunció el productor de la cinta, Santiago Llapur.

Mirtha Ibarra y Edwin Fernández en Bailando con Margot (2015)

“Pensé que Bailando… sería mi segunda o tercera película, por la complejidad que implicada su realización, pero la vida me brindó la posibilidad de hacerla antes”, comenzó sus palabras a la prensa el director del filme. Desde 1996 ha trabajado en el guion del material y el proceso de crecimiento del proyecto incluyó el intercambio con varios especialistas del medio, como los guionistas Eliseo Altunaga y Maykel Ponjuán.

 “Para mí hay varios elementos fundamentales al hacer una película: tener clara la historia que quiero contar, la selección del casting y los sitios donde voy a filmar. Una vez que tuve el guion escrito lo sometí al criterio de varios especialistas. Estuvimos haciendo cambios incluso momentos antes de filmar en el set. Estoy muy contento con la historia que conté. Debe existir la figura del asesor, es fundamental y estoy agradecido de los aportes que hicieron a la película”, comentó a Cubacine el realizador.

Por su parte, Mirtha Ibarra, una de las protagonistas del filme, agradeció la oportunidad de participar en un proyecto que la enganchó desde la lectura del guion. “Sentí que era un tanto largo, pero lo hice porque sé que las películas se terminan en la mesa de edición y así fue en este caso. Mi personaje me gusta mucho porque no se parece a ninguno de los que he hecho anteriormente (y he hecho muchos)”, relató Ibarra, una de las actrices más reconocidas del cine cubano.

Su partner masculino, Edwin Fernández, agradeció a su amigo personal, ‘Santi’, por haberlo invitado a protagonizar su ópera prima. “Es una responsabilidad muy grande. Fue muy lindo que me llamara”.

En el staff de actuación también figura el actor Max Álvarez, muy conocido por su carrera interpretativa en la pequeña pantalla. Hijo de actor, Álvarez confesó haber aprendido de su progenitor que “las actuaciones menos enfáticas son las mejores; y eso se respira en la película”. Finalmente el actor declaró sentirse muy satisfecho por haber compartido escena con colegas noveles.

Bailando… es un proyecto que contó con la participación de 42 actores y actrices, además de un centenar de extras. La cinta es heredera del cine negro, vertiente del séptimo arte del cual el director y guionista se siente deudor. En unas dos horas de duración se cuenta la historia del robo de un cuadro famoso en la mansión de la viuda Margot Zarate. Un detective mujeriego, jugador y fiestero interviene en los sucesos. El descubrimiento de determinadas pistas pondrá al descubierto el pasado de la enigmática mujer.

El destacado instrumentista y compositor Rembert Egües, ausente de los escenarios cubanos desde hace algunos años, tuvo a su cargo la música del filme. En declaraciones a la prensa dijo sentirse muy feliz de volver a trabajar con el ICAIC. “Trabajé en ¡Patakín! quiere decir ¡fábula! (Manuel Octavio Gómez, 1985) hace muchos años atrás. Me encantaría volver a repetir. Espero que esta película sirva para que el público note que estoy en Cuba, que sigo vivo”, declaró una de las figuras más relevantes de la música popular cubana.

Por su parte, Víctor López, responsable de los efectos especiales de la cinta, puntualizó que el principal reto de su trabajo estuvo en “empastar las imágenes digitales con las realizadas por el maestro Ángel Alderete”.

Bailando con Margot trascurre en cuatro momentos distintos de la historia de Cuba: 1918, 1928, 1933 y 1958. Además del trabajo en la dirección de actores, vestuario, escenografía, los efectos especiales jugaron un papel primordial en el empaque de la película.

“Los efectos especiales no deben notarse, sino quedar insertados armónicamente en la historia. De otra manera, no tiene sentido ponerlos. Estoy muy contento con los resultados”, apuntó el especialista.

Ahora solo resta asistir a la sala oscura. Allí nos esperan Margot y compañía…