Oscar Valdés

La rumba, según Oscar Valdés

Mar, 09/17/2019

El documental La rumba formó parte del ciclo que la Cinemateca de Cuba organizó para conmemorar el centenario del realizador cubano Oscar Valdés. Se inscribe tal filme en ese conjunto que su director le dedicara a la temática danzario-musical, pues más de diez obras, dentro de las que cabe reconocer Rompiendo la rutina (1974), A ver qué sale (1974), Arcaño y sus maravillas (1974), El danzón (1979) y Rita (1980), le dedicó el importante cineasta documentalista.

En La rumba, el director sigue los propósitos didácticos del género, pero reúne material suficiente (fotografías, referentes contemporáneos mediante la entrevista y el baile) y nos entrega una obra bien disfrutable, aunque como reconociera Jorge Luis Sánchez, pudo ser más exigente con el equipo de realización convocado por Oscar Valdés.

Aquí lo conocido es amparado por lo ignorado. Es como si el propio tema se defendiera por sí solo y entonces agradecemos la presencia de Celeste Mendoza, Dizzi Gillespie, Carlos Embale, Lázaro Galarraga, Grupo Jovellanos, Grupo de Alfredo Zayas…, exponentes todos de la notable expresión cultural cubana.

El guion, sobresaliente, es de la autoría de Julio García-Espinosa, quien es capaz con su creatividad incansable de aquellos tiempos de englobar todo el documental. En efecto, lo mejor de La rumba es el guion. Mas se precisa tener en cuenta asimismo la coexistencia entre pasado y presente, origen y consecuencia, historia y propensión, pares contrarios que hacen de esta obra en particular una joya en tanto reconocimiento transcultural e identidad de lo cubano. Acaso, por la presencia de los fotógrafos participantes y el montaje, pudo haber sido algo más, como le reclama Jorge Luis Sánchez cuando señala: “Con su voluntad descolonizadora y lleno de verdades, debió haber sido un documental grande, espléndido e inolvidable por la fascinación que, juntos, ejercen el canto y baile. Pudo haberse llamado Nosotros la rumba. Pero es escasa la gracia e inferior la puesta en escena, el montaje y la fotografía”.

No obstante, La rumba, sigue siendo un documental para agradecer por su vigencia temática y las figuras presentes.