Mucho más que un amor de verano

Mucho más que un amor de verano

Jue, 10/06/2016

En el contexto del feminismo en el París de los iniciales años 70, se encuentran las protagonistas de La belle saison (La bella estación), filme realizado por Catherine Corsini, en 2015: la campesina Delphine, quien abandona su finca buscando escapar del conservadurismo rural y de un amor fracasado, y Carole, profesora de español y líder en las huestes urbanas que luchan por las reivindicaciones de la mujer. Aunque la provinciana sintió inclinaciones lésbicas desde su niñez, la parisina hasta ahora se proyecta heterosexualmente; sin embargo, a partir de su encuentro, la vida de ambas cambiará radicalmente.

El filme se estructura en dos planos temporales: la agitación en la capital francesa que siguió al cismático Mayo del 68, el cual sentó las bases del feminismo, entre otros movimientos revolucionarios, y el regreso a la tranquila, pero atrasada y prejuiciosa campiña donde resulta inconcebible la relación entre las dos mujeres.

Corsini establece una dialéctica entre las dos partes procurando integrar la estética del melodrama interclasista, de imposible consumación social, con la aceptación de la pareja femenina sin perder la perspectiva de clase. En el filme, asistimos a la lucha, la reivindicación, el deseo de cambio junto al lado más crudo, la necesidad de enfrentar el dilema a nivel doméstico, familiar, íntimo y la dificultad que conlleva hacerlo.

Aunque morfológicamente convencional y poco arriesgada, La belle saison resulta audaz desde el punto de vista conceptual: la batalla no solo por la realización social sino personal que emprenden desde sus perspectivas ambos personajes, se desarrolla a partir de un guion inteligente y sustancioso.

Otros elementos significativos son la fotografía (en la que contrasta la hermosura de paisajes naturales que definen la alegre estación campestre con el oscurantismo de las ideas reinantes) y las actuaciones, con una Cecile de France (Carole) siempre superlativa (también como se sabe asumió una lesbiana en Una casa de locos) y la no menos brillante Delphine de la también rockera Izïa Higelin (Samba) junto al resto del elenco.

El desenlace corona la excelente proyección del relato con lo más importante. Valió la pena, entonces, ese amor de verano que constituyó la preciosa simiente de algo más sólido y duradero: la autorrealización de ambas mujeres como seres humanos, la asunción de sus verdaderas personalidades al dejar atrás ataduras y chantajes sentimentales procedentes de la familia o la vecindad, para alcanzar la plenitud de sus vidas.

(6-12/ 10/ 2016)