NOTICIA
Obras de Tabío llegan a “De cierta manera”
De cierta manera recordará este jueves 18 de febrero a uno de los más prominentes directores de cine de la Isla, Juan Carlos Tabío, quien falleciera el pasado mes.
De ahí que para la tanda fílmica se hayan seleccionado varios títulos de la amplia filmografía de este realizador, como el documental Soledad Bravo, correspondiente a 1974; el corto de ficción Dolly back, realizado en 1986; y el cortometraje Molinos de viento (2005), estreno en nuestra televisión.
De sus largometrajes se proyectará El elefante y la bicicleta ―exhibido por primera vez en 1994― por confluir en él varias de sus inquietudes perennes, especialmente la capacidad del séptimo arte de aproximarse, según el guionista y conductor del espacio en cuestión, Luciano Castillo, “con chispeante y agudo humor crítico a la realidad circundante”.
El cineasta nació en La Habana el 3 de septiembre de 1943. Comenzó en el ICAIC por 1961 como asistente de producción y, al siguiente año, se desempeñó como asistente del realizador Jorge Fraga en Año nuevo, su cuento de la cinta Cuba '58.
Tabío perteneció a la generación que, a inicios de la década de los 80, tuvo la oportunidad en el Instituto de transitar al largometraje de ficción tras su formación en el documental y el Noticiero ICAIC Latinoamericano.
Entonces, Se permuta fue su primera película, la cual le permitió entrenarse “en todos los elementos de la puesta en pantalla y contar una historia sencilla, relatada de manera directa y comunicativa”. A su vez, con dicha comedia empezó a jugar con y para el público.
Y ese juego siguió presente en la filmografía posterior del cineasta, sobre todo en Plaff o Demasiado miedo a la vida, de 1988, considerada la que mejor representa su personalidad como director. La génesis del argumento parte de una anécdota real relatada al cineasta por el novelista uruguayo Daniel Chavarría. Y es que a la madre de un amigo de este último le tiraban huevos y, como ignoraban la identidad del lanzador, organizaron un operativo para descubrirlo. Pero fue Tabío quien sugirió complejizar los elementos de aquella “farsa policial”.
Este realizador se hallaba en pleno proceso de edición de El elefante y la bicicleta cuando tuvo que abandonarla y confiarla a Constante Diego porque Tomás Gutiérrez Alea solicitó su auxilio en la dirección de Fresa y chocolate, dos semanas antes del inicio del rodaje.
El hecho de que Titón lo seleccionara en momentos que era impostergable someterse a una intervención quirúrgica fue otra manifestación de confianza, reto y halago a la vez. No obstante, todo salió de maravilla, pues Fresa y chocolate fue dirigida entre los dos cineastas que estrecharon lazos y compartieron la resonancia nacional e internacional de la única película cubana que ha obtenido una nominación a los Óscar, en ese caso, al mejor filme de habla no inglesa.
Tabío recibió en el 2014 el Premio Nacional de Cine, máximo reconocimiento a los profesionales de esta manifestación artística en Cuba.
Gracias a una alianza entre el Canal Educativo y el ICAIC, De cierta manera llega a usted cada jueves a las 9:00 p.m.