NOTICIA
Sergio Corrieri tiene quien le escriba
Entrevistar a Luisa y acercarme básicamente a sus raíces y a su obra audiovisual ha suscitado en mí ese sortilegio que emana del ejercicio del periodismo. Curiosear es una suerte de práctica, llamémosle así, que ha dado a los periodistas la destreza de adivinar criterios aun cuando los entrevistados solo han esbozado una sonrisa.
Comprometida con su trabajo, con su padre Sergio Corrieri, Luisa se inspira para la realización de su documental Sergio Corrieri más allá de “memorias…” en un legado que trasciende cualquier memoria cultural, y que avizora un Sergio con esa gigante vocación por el arte, un Sergio inigualable.
¿Cuáles fueron las principales motivaciones para la realización de este documental?
Procedo de una familia de intelectuales y artistas. Me tocó la suerte de tener unos padres que se desenvolvieron en el campo de la cultura, de manera que mi formación se fue gestando en un ambiente propicio para las artes. En el año 1997 realicé un videoarte muy personal, en el que conformaba una especie de retrato familiar. A partir de ese momento siempre tuve la intención de hacer algo más abarcador respecto a mi padre, pero su proverbial modestia no me permitía avanzar en ese propósito.
Es usual que cuando las personas comienzan a envejecer, rememoren y cuenten a su familia pasajes de su vida. Fue a partir de esas conversaciones, de esas anécdotas que con frecuencia me contaba mi padre, sentado en la “campechana” de mi sala, que era su sillón favorito, que empecé a conocer detalles sobre su infancia y su primera juventud. Así, de tarde en tarde me fue contando sobre su infancia en la playa de Jaimanitas, sobre la manera casi accidental en que llega al teatro y su fascinación por la actuación, sobre la génesis del Grupo Teatro Escambray, etc. De manera que hacia finales de 2007 logré convencerlo para que me permitiera entrevistarlo, que contara todo eso ante las cámaras, y a partir de esta entrevista hacer un documental.
Esa fue la idea original. Pero su repentina enfermedad y su prematura muerte en febrero de 2008 me privaron de esa posibilidad. Tuve que esperar casi diez años, y poner cierta distancia emocional, para poder concluir el proyecto y sacar a la luz, finalmente, el documental Sergio Corrieri, más allá de “memorias…”.
Coménteme sobre el proceso de investigación y posterior rodaje, locaciones, entrevistados, etc.
En este caso, yo tenía la ventaja que da el conocer a profundidad al personaje sobre el cual estaba preparando el documental. Tenía las vivencias, las memorias de nuestra vida en común, y pude partir del archivo fotográfico familiar, de la papelería de mi padre, de los poemarios y cuentos que había publicado y de toda la información atesorada en papel por mi hermano Claudio Corrieri.
Sin embargo, al inicio de este proceso de investigación conté, en primer lugar, con el apoyo invaluable de mi padre y de Inés Sánchez Vela, quienes organizaron cronológicamente toda la información sobre las obras de teatro y los filmes en los cuales había participado. También mi padre me entregó una lista sobre su música favorita, los lugares que prefería de su ciudad, etc.
Por último, el propio Corrieri elaboró un esbozo inicial del guion, donde señalaba la manera en que le gustaría que fuera contada su vida y que llevaba como título provisional Todo Sergio.
De manera que tomamos toda esta información como punto de partida y comenzamos a trabajar, junto con el investigador, actor y dramaturgo José Ramón Marcos, que había sido alumno de Sergio en la ENA y miembro del Grupo Teatro Escambray- y por lo tanto lo conocía muy bien-, y el actor Miguel Carassou, también actor del Grupo de Teatro Escambray y encargado de conformar y preservar el archivo fotográfico del Grupo.
Este equipo fue el encargado de completar la investigación con la búsqueda tanto de la bibliografía pasiva como en los archivos cinematográficos y fotográficos de varias instituciones (el ICAIC, la revista Cine Cubano, la Cinemateca de Cuba, el Ministerio de Cultura, los archivos del Grupo Teatro Escambray, etc.).
Tras la elaboración de una propuesta más o menos definitiva de guion, sostuve conversaciones con muchas personas que lo conocieron o que trabajaron junto a él en diferentes etapas de su vida, para poder decidir cuáles de ellas nos podrían ofrecer los testimonios más valiosos. De esa manera fuimos conformando un plan de rodaje en el que incluimos diversas locaciones tanto en La Habana como en el Escambray, y también un cronograma bastante ajustado para la realización de las entrevistas.
¿Cómo logra armonizar, imbricar en un audiovisual de una hora aproximadamente, al Sergio Corrieri cineasta, poeta, director de teatro, intelectual, revolucionario?
Ese ha sido uno de los procesos más complicados a los que me he tenido que enfrentar, porque resulta bien difícil intentar apresar en 60 minutos una vida tan rica como la que tuvo Sergio Corrieri. Siempre se queda algo importante por decir en un documental biográfico como este.
De manera que opté por utilizar algunos de sus poemas y notas extraídas de su diario personal del Escambray, como hilo conductor de las diferentes etapas o momentos que se van revelando en los capítulos que conforman el documental.
Primero, fue necesario definir qué quería contar y, a partir de tener clara la dramaturgia del documental, tuve que realizar un proceso de optimización de los contenidos, en el que conté con la valiosa colaboración de Manuel Pérez Paredes, cineasta y documentalista de una vasta obra, que me ayudó a llegar a la síntesis en cada momento.
Usted ha comentado en varias ocasiones que este documental es una deuda con su padre, ¿cree entonces que sea este material fílmico solo una primera entrega de varios audiovisuales que acogerán, desde su punto de vista, la huella que dejó Corrieri para los cubanos?
Siento que con el documental solamente he conseguido desvelar algunos aspectos significativos de la vida de mi padre, y con ello, comienzo a saldar esa deuda que contraje allá por el año 2007, cuando en el homenaje que se le hizo a Titón, en el Museo Nacional de Bellas Artes, le propuse que hiciéramos un documental.
Precisamente, por la necesidad de constreñir todo el material resultante de varios años de investigación, es que nos quedó una cuantiosa cantidad de testimonios, fotografías, programas de teatro, parte de su filmografía, textos publicados y fotografías inéditas que podría emplearse en la realización de otros productos audiovisuales, como una versión extendida del documental o una serie para la televisión.
¿Qué cree que pudo quedársele de pendiente para otro documental?
Bueno, tras confrontar a diversos públicos en presentaciones más o menos limitadas dentro de las instituciones culturales, me he dado cuenta de que, sobre todo para los jóvenes, hay zonas, momentos del acontecer cultural y sociopolítico, que no quedan suficientemente claras. Hay como la necesidad, por ejemplo, de entender cómo eran las cosas a nivel nacional e internacional a finales de los años sesenta del siglo veinte, cuando se estrenó el filme Memorias del subdesarrollo y Sergio Corrieri, junto a un grupo de los más prestigiosos actores habaneros, da el salto al Escambray para la creación de su grupo de teatro.
Creo también que se podría profundizar un poco más en su obra literaria y ofrecer un acercamiento más personal a Sergio como amigo, hombre de familia, compañero, sin vulnerar la extrema discreción con que siempre llevó su vida. Algunas personas me han comentado que les hubiese gustado conocer más como era Sergio en la intimidad de su hogar, o cuánto hizo en la literatura, o sobre esas famosas pesquerías que se enuncian en el documental. Aunque personalmente considero que lo esencial sobre Sergio Corrieri está dicho en el documental.
¿Cuál cree que fue el legado más grande que dejo Corrieri para el cine y la cultura cubana?
Sergio Corrieri participó en numerosos filmes del ICAIC, pero indudablemente dos de ellos marcaron pautas dentro de la cinematografía cubana, tanto nacional como internacionalmente, por la calidad interpretativa de su protagonista y por la indiscutible vigencia como texto fílmico, a pesar del paso de los años: Memorias del subdesarrollo y El hombre de Maisinicú.
Su personaje de Sergio Carmona en ese filme antológico que es Memorias… no tiene parangón en el cine cubano. Con esa película y la icónica imagen de Sergio mirando por el telescopio, Sergio Corrieri se convirtió de manera definitiva e irrebatible en el rosto del cine cubano postrevolucionario. Su interpretación de Alberto Delgado en El hombre de Maisinicú, donde puso rostro a uno de tantos héroes anónimos de la lucha contra bandidos, contribuyó a que ese filme fuera en su momento el más taquillero en la historia del ICAIC.
Sin embargo, no debemos olvidar que Sergio fue un gran actor y director de teatro, que contribuyó en gran medida a dignificar esa profesión dentro de la cultura cubana a partir de los grandes personajes que interpretó dentro del teatro, desde el inicio de su carrera. Tal es el caso del Edmund, en Largo viaje del día hacia la noche de Eugene O’Neal, que le valió el premio Prometeo de actuación en 1958 con apenas 20 años, o la dirección y puesta en escena de la obra Contigo, pan y cebolla de Héctor Quintero, en la que la mano de director de Sergio contribuyó a la creación de personajes antológicos dentro del teatro cubano, como Lala Fundora o la Fefa.
Pero su obra mayor dentro del teatro, uno de sus legados más significativos, fue la creación a finales de 1968 del Grupo de Teatro Escambray, que fue la primera experiencia seria y continuada de teatro comunitario y contribuyó con su impronta a la creación del llamado nuevo teatro latinoamericano
Para terminar de hablar sobre el legado de Sergio Corrieri, me gustaría citar algo que dijo el profesor Helmo Hernández Trejo en la entrevista que le realicé para el documental:
“Hay un parteaguas para la historia de la cultura cubana, que representa la creación del Grupo de Teatro Escambray. Es como un corazón en la biografía desconocida de Sergio que se quiere revelar. Es una de las razones por las cuales Sergio ocupa un lugar en la historia del pensamiento de la cultura cubana. La obra es lo que cuenta, porque deja una huella en los demás que es imborrable”.
¿Qué otros proyectos tiene vinculados al séptimo arte?
Por el momento, como te decía al principio, editar tal vez una versión ampliada del documental, preparar la propuesta para una serie para la televisión sobre Sergio Corrieri, a ver si conseguimos interesar a las personas que deciden sobre este tipo de producciones en el ICRT, y más adelante comenzar la investigación para un documental sobre mi madre Norma Martínez, quien fuera modelo del famoso fotógrafo Alberto Korda y después de graduarse en la Academia de Teatro Estudio comenzó su andadura como actriz de teatro y cine, para derivar en asistente de dirección cinematográfica y finalmente en Directora de los Estudios de Animación del ICAIC, durante uno de los periodos más fructíferos de ese departamento.