NOTICIA
Sesenta velas para el Noticiero ICAIC
Fundado en 1960, el Noticiero ICAIC Latinoamericano representó una escuela-taller-tren para sus realizadores y equipo. Dirigidos por Santiago Álvarez durante más de tres décadas, los noticieros, declarados en 2009 Memoria del Mundo por la Unesco, nos recuerdan que la historia no es más que una rueda giratoria. Sesenta años después aún conservan el espíritu romántico y militante de sus primeras emisiones.
La directora de la Oficina Santiago Álvarez y viuda del gran documentalista, Lázara Herrera, nos cuenta cómo han transcurrido estos años de cisco y voluntad por mantener siempre joven la obra de Santiago y sus noticieros.
¿Cuál cree hayan sido los mejores años para el Noticiero?, ¿en qué sentido?
En mi opinión, cada década tuvo su particularidad. Todas, hasta 1991, fueron importantes. Cada una brilló y desempeñó un rol de acuerdo con lo que sucedía en el país y el mundo.
Hay quienes prefieren los años 60, que son maravillosos; hay quien los 70, los 80… En los últimos diez años del Noticiero Cuba estaba cambiando como país en muchos sentidos. El Noticiero reflejó esa nueva realidad nacional hasta que despareció, justo cuando no debía suceder. Eso lo tengo que decir: hay una etapa muy fuerte en la vida de este país que comenzó con el Proceso de Rectificación de Errores y terminó con el Periodo Especial. Y se perdió. Es una historia nuestra que no está, precisamente porque el Noticiero dejó de existir.
Desgraciadamente la televisión cubana nunca ha suplido ese espacio contrainformativo, como archivo, como reflejo de la vida. La televisión tiene la inmediatez, tan efímera que al día siguiente nadie se acuerda de lo que pasó.
Santiago y su equipo hacían noticieros para que no perecieran en el tiempo. Yo veo un noticiero hoy sobre la discriminación de los negros en los Estados Unidos y mantiene una vigencia tremenda, es espectacular. Con diferentes ropas y peinados, claro, en aquel entonces se usaba el espendrú (afro). Aun siendo de los años sesenta y pico, usted ve eso y está pasando lo mismo: las mismas manifestaciones, la misma policía tratando de matar a los negros. La fuerza de esos noticieros sigue vibrando aun en estos momentos en que no hay noticieros.
Considero que el Noticiero fue el espacio donde Santiago realmente se formó como cineasta. Él nunca tuvo una formación académica en cine y asumió la tarea de dirigirlos asignada por Alfredo Guevara. Cuando se nacionalizan los noticieros, apuraba la necesitad de reflejar los cambios sociopolíticos de la nueva sociedad cubana. Fue la primera vez que Santiago cortaba un pedazo de celuloide. Pero tenía algo a su favor: una cultura inmensa, un conocimiento tremendo. No ponía nada en pantalla que no estuviera previamente verificado, aunque lo supiera. El Noticiero fue su escuela.
Tengo que decir que fue un error dejar de producir esta obra. So pretexto de la caída del campo socialista, que se filmaba en blanco y negro, que las películas venían de la República Democrática Alemana… En fin, cualquier justificación fue conveniente. Santiago lo sintió tanto. Fue matarlo en vida.
Recuerdo que un equipo de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños hizo un documental llamado Now y Siempre. En la entrevista que hicieron a Santiago caminando por el Paseo del Prado, él comentó: “Mira, esta es La Habana del Periodo Especial, de la cual no va a quedar nada porque no existe el Noticiero ICAIC”. Santiago vibraba con dolor porque sabía se perdía una parte de la historia de este país. Paradójicamente, cada vez que hay que referirse a algún hecho importante, hay que remitirse a los noticieros.
Recientemente se conmemoró el aniversario 125 de la caída en combate de nuestro Héroe Nacional, José Martí, que coincidió con el natalicio de Ho Chi Minh. Las imágenes que usaron en televisión de la visita de Fidel a Vietnam, en el año 1973, se las debemos a las cámaras del equipo de Santiago Álvarez. Tristemente, nadie lo reconoció para tal efeméride. Nadie más filmó al Comandante en ese país.
Sesenta años después, ¿cómo se imagina un Noticiero ICAIC dirigido por Santiago en medio de esta situación global y particularmente única en Cuba?
Habría mucha tela por donde cortar. La situación en el mundo hoy es muy convulsa, con un loco psiquiátrico dirigiendo la mayor potencia del mundo, Estados Unidos; con una pandemia que nadie imaginó iba a pasar…
Santiago tenía un imaginario muy grande. Tú le dabas una frase y él enseguida te inventaba algo. En su tiempo, el Noticiero tenía colaboradores en diferentes partes del mundo y en todas las provincias de Cuba. Creo que hubieran sacado las imágenes más increíbles que puedas imaginar. Como decimos en buen cubano, Santiago haría zafra de imágenes, con esa capacidad tremenda de denunciar, sin teques, con una buena fotografía y un buen montaje, hubieran hecho un excelente trabajo.
Recurro una y otra vez a la misma pregunta, quizá porque siempre encontraré más de una respuesta, más de una verdad. Más allá de valoraciones estéticas, ¿qué tanto de Santiago y el Noticiero ICAIC se descubre en los nuevos realizadores y sus obras, particularmente aquellos formados en la Cátedra de Periodismo Cinematográfico Santiago Álvarez?
Una de las mayores preocupaciones de Santiago me la expresó un día sentados en la terraza. Me comentaba: “Después de tanto trabajo, un día uno se muere y tu obra desaparece”. Yo me mantenía callada, no respondía. Volvía con la misma frase, no cambiaba ni una letra ni una coma. Quería provocarme. Hasta que le contesté: “Mira chico, por ley de la vida tú te vas a morir primero que yo, a menos que tenga un accidente, pero lo que sí te puedo decir es que mientras yo respire, de ti y tu trabajo no se dejará de hablar en este país”. Se reclinó sobre el asiento y me dijo: “Bueno, ahora sí me puedo morir tranquilo, porque lo que tú prometes lo cumples”.
A los días siguientes del entierro de Santiago, me llamó por teléfono Alfredo Guevara diciéndome que se había decidido crear la Oficina Santiago Álvarez, de la cual yo estaría al frente y tenía 48 horas para presentarme. Colgó. Empezamos prácticamente de cero. Sin salario. Traje a mi hermana Teresita de donde trabajaba. Desde el exterior muchos amigos nos ayudaron organizando muestras, y así comenzamos a trabajar.
Ya tutorábamos tesis e impartíamos conferencias mucho antes de fundar la Cátedra de Periodismo Cinematográfico. De hecho, cuando se funda la Cátedra, hacía rato Santiago Álvarez cabalgaba por la Universidad. Luego creamos el festival de documentales siguiendo la idea de Santiago de organizar un evento en el extremo oriental del país dedicado exclusivamente a ese género cinematográfico.
Esa fue la plataforma sobre la que trabajamos. Siempre enfocada hacia los jóvenes, que a medida que descubren el trabajo de Santiago Álvarez, se quedan boquiabiertos. Muchos de ellos, durante nuestras clases, se preguntan cómo Santiago pudo filmar tanto.
Cuando la Unesco declaró el Noticiero Memoria del Mundo, dije que ese era el mayor reconocimiento que podían hacerle a Santiago. Donde quiera que esté, debe estar feliz porque su obra no está cayendo en el vacío. ¿Quién iba a decir que luego Santiago junto a sus noticieros caerían en mis brazos?