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Sin maquillaje, De cierta manera reconoce a Magaly Pompa
La emisión veraniega de este jueves 20 de agosto del programa De cierta manera arrancará con una ojeada al catálogo de la producción fílmica nacional y se detendrá en la comedia Tres bárbaros en un jeep, realizada en 1955 por el español Manuel de la Pedrosa.
En su guion, coescrito por el realizador junto al humorista cubano Juan Cardi, unos reclutas son enviados a recuperar un jarrón en el cual se han guardado unos documentos secretos y se enfrentan a diversas situaciones absurdas.
Pero la razón de ser de esta cinta es servir como vehículo para las aventuras del trío de payasos de origen español Gaby, Fofó y Miliki, secundados en sus andanzas por Luis Manuel Martínez Casado, Marta Ramos, Ricardo Dantés, Osvaldo Calvo, Pilín Vallejo, Julita Muñoz, René Socarrás, Mario Martínez Casado, Agustín Campos, Emilio del Mármol y el joven actor Erdwin Fernández.
Por otra parte, la sección “Contracampo” estará dedicada a uno de los clásicos en la filmografía de Tomás Gutiérrez Alea, pues la tanda fílmica incluye, justamente, el estreno en la televisión cubana de una copia restaurada por el archivo de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood de Los sobrevivientes, dirigido en 1978 por Titón.
Asimismo, el “Dollyback” se acercará a la experimentada maquillista Magaly Pompa, quien lleva uno de esos nombres imprescindibles en el devenir del nuevo cine cubano producido por el ICAIC en sus sesenta años.
Magaly nació en un pueblito oriental llamado El Pontón, hoy provincia de Granma, el 5 de febrero de 1946. Por mediación de una maestra, llegó a La Habana para becarse en 1962. Comenzó a trabajar en el ICAIC sin apenas tener 17 años, el 3 de septiembre de 1962, y como no tenía edad laboral estuvo un año sin cobrar un centavo.
Su primera experiencia fue en 1963 en la película El otro Cristóbal, del francés Armand Gatti, de la que recuerda tuvo que poner plumas en la cara de los actores.
Exigente y perfeccionista, de las numerosas películas que integran su filmografía (Tulipa, Cumbite, La muerte de un burócrata, Soy Cuba, La primera carga al machete, Los días del agua, Cecilia, entre muchas otras) siempre le queda alguna insatisfacción.
Pompa quiere a todos los directores con quienes ha trabajado, pero con Humberto Solás sostuvo una relación muy entrañable. Con él tenía otra comprensión, una química muy especial que de solo mirarse ambos sabían lo que se necesitaba para un actor determinado.
Ella prefiere las películas de época aunque sean las más trabajosas porque tiene que ser fiel a partir de muchos elementos, y Solás le propició una oportunidad excepcional con las tres épocas de Lucía, en 1968.
Además, De cierta manera recordará algunas efemérides, así como la banda sonora de la coproducción hispano-cubana Habana Blues, realizada por completo en locaciones capitalinas por el andaluz Benito Zambrano.
Para lograr la atmósfera musical exigida por el guion, el director reunió a un experimentado colectivo de autores y obtuvo resultados que reflejan la riqueza de la música cubana contemporánea en todas sus vertientes. Precisamente, ese fue el propósito cardinal del filme, que aglutinó, además de los compositores e intérpretes galardonados con el premio Goya, a agrupaciones muy populares.
Entre todos ellos, Equis Alfonso sobresale por su labor como compositor, coautor e intérprete de varios de los temas que integran el acompañamiento musical de Habana Blues.
Al respecto, José Luis Garrido en el disco compacto con la música del largometraje dice que la película de Benito Zambrano “es capaz de transportar al espectador extranjero a la capital cubana sin moverse del cine y hacerle notar el olor de Cuba, el sentir de muchas pasiones”.