Suspiria: original y remake

Tras el enorme éxito de crítica, público y los múltiples premios cosechados con Llámame por tu nombre, el director italiano Luca Guadagnino se arriesgó con un ambicioso, audaz y controvertido remake de Suspiria, el clásico homónimo dirigido en 1977 por su compatriota Dario Argento. Con una mirada moderna y de mayor impronta política que la película original, la nueva versión ha generado, desde su estreno mundial en la sección oficial de la Mostra de Venecia del año pasado, una fuerte controversia que ahora será puesta a consideración del público cubano.

La nueva versión de Suspiria resultó ser una apuesta alta para su director, pues no solo debía enfrentar los retos propios de cualquier película, sino decidir cuán apegada a la original sería su propuesta, ya que el filme de Argento no es solo un clásico, sino todo un referente del género giallo. Tal y como se esperaba, Guadagnino no asumió la dirección como una simple imitación de la fórmula, ya vista en 1977. En su lugar, tomó las bases argumentales de la historia y las adaptó para una nueva visión a nivel narrativo y simbólico.

Donde se hace más evidente la bifurcación entre los planteamientos de Argento y Guadagnino es en lo estético. Si bien la primera proponía un manifiesto modernista basado en la exuberancia colorista y el exceso visual tradicional del giallo, la segunda se acerca más a una sensibilidad realista, de colores apagados y tonos sepias que solo se encienden cuando los fantásticos emergen con fuerza. Es en esos momentos cuando el filme es más efectivo, y da rienda suelta a la visceralidad rítmica y al misterio.

Otro punto a favor son las actuaciones de sus protagonistas, interpretados por Dakota Johnson y Tilda Swinton, quienes son fundamentales para los objetivos del realizador. La primera se olvida de cualquier controversia en sus anteriores trabajos para ofrecer una actuación redonda y emocional, y hacer gala, por otro lado, de una gran seguridad frente a su contraparte, una de las actrices más talentosas y polifacéticas de la actualidad, quien con una triple interpretación, que merece ser ubicada entre las mejores de su carrera, refleja una auténtica encarnación del mal que bien podría tener cabida entre las peores pesadillas de Argento.

(Tomado del periódico Cartelera Cine y Video, nro. 167)