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Un cine sin etiquetas
Doce proyectos integran las primeras coproducciones del ICAIC con Colectivos de Creación Audiovisual y Cinematográficos. Seis de ellos, en colaboración con Mar y Cielo Producciones, colectivo de creación formado por Patricia Ramos, Humberto Jiménez, Kenia Velázquez y Evelio León, conforman una serie documental sobre la relación del cine cubano y las artes, bajo la dirección general de Ramos.
Dicha serie se estructura en seis capítulos que abordarán la relación del séptimo arte con la literatura, la danza, la arquitectura, la música, la plástica y la cartelística. Los realizadores involucrados en el proyecto son Rigoberto Jiménez, Ernesto Granados, Marta María Borrás, Manuel Jorge y Deymi D'Atri.
Con el objetivo de obtener más detalles sobre este proyecto, Cubacine conversó con su directora general, quien, además, dirigirá el capítulo dedicado al cine cubano y la literatura.
Hasta el momento Memorias del cine cubano es el título que distingue esta serie documental. ¿En qué etapa se encuentra y cuál será la novedad que traerá al panorama cinematográfico?
Por ahora estamos terminando las investigaciones y finalizando la escritura de los guiones. En breve nos encontraremos filmando con cada uno de los seis equipos que forman parte del proceso creativo de cada capítulo.
Esta es la primera vez, pues no conozco un anterior intento así, que se filmará una serie documental dedicada por entero al cine cubano. En este caso, seis capítulos, de 27 minutos cada uno, establecerán las relaciones existentes entre nuestra cinematografía y las artes. Para ello contamos con un equipo integrado por profesionales de distintas formaciones, variado y talentoso.
Es muy poco el tiempo para abordar todo lo que uno quisiera, pero al menos estamos trazando un camino que ojalá no abandonemos. Las grandes cinematografías dedican tiempo y esfuerzo para historiarse a sí mismas. Esta sería, en nuestro caso, una manera de preservar el legado que nos antecede y el futuro que se puede vislumbrar; un pretexto para no olvidar, para insistir en el rescate de nuestro patrimonio fílmico y para valorarnos como cinematografía.
¿Podría ofrecer pormenores sobre el capítulo que usted dirigirá?
Mi capítulo es acerca de las relaciones del cine cubano y la literatura. Ha sido muy difícil sintetizar en este proceso de investigación, pues solo Memorias del subdesarrollo merecería 27 minutos, lo mismo ocurriría con Fresa y chocolate, ¡imagínate!
Sin intentar historiar, porque no podemos, al menos podremos evidenciar ciertas conexiones entre grandes obras literarias y sus adaptaciones cinematográficas. Es un privilegio poder entrevistar a algunos de los guionistas/escritores que han sido responsables de este éxito, conversar con especialistas y con personas, en fin, entrañables.
“El cine cubano no filma a sus escritores”, me dijo en una ocasión un amigo. Entonces estaremos haciendo alguna justicia, y aunque sea de manera breve, me hace muy feliz esta oportunidad.
¿Cómo valora la alianza entre el ICAIC y las productoras independientes? ¿Qué beneficios percibe de estas coproducciones?
Creo que la alianza es algo muy bueno y debería convertirse en algo tan natural que deje de ser novedad. Los modos de hacer del cine independiente aportan una flexibilidad de la que carece la industria en la actualidad. El ICAIC aporta el peso de su historia, y nos podemos nutrir unos a otros. Agradezco mucho al equipo dentro del Instituto que ha hecho posible estas coproducciones, pues si no fuera por esa voluntad, no estaríamos aquí.
La colaboración entre artistas cubanos, no importan si pertenecen a un medio estatal, si son independientes, o si viven fuera del país, es una bendición para nuestro cine, que tal y como lo soñamos, es un cine sin etiquetas, cine cubano y listo.
(Foto: cortesía de la entrevistada)