NOTICIA
Un intento por mirar con lupa
D'Alma Films Producciones, con más de 46 documentales hasta la fecha, nació en torno al quehacer profesional del realizador Rolando Almirante, quien desde hace más de 20 años desarrolla una ardua labor creativa y productiva en el mundo del documental, la publicidad y el audiovisual en general.
La principal fuerza o virtud de este colectivo radica en el potencial artístico e innovador de sus miembros, quienes esta vez pretenden demostrar su valía con el documental Contra el tiempo, su más reciente proyecto.
Sobre este, Cubacine intercambió con Almirante, su director; y también con Yosvany Montano, coargumentista de dicha obra.
Nunca es tarde…
Contra el tiempo surgió de un debate. Almirante terminaba en el ICAIC un documental dedicado al cantautor Gerardo Alfonso. Estaba muy entusiasmado con el resultado de este audiovisual titulado Vivo y que, por las restricciones sanitarias, aún no ha visto la luz.
Entonces, de la conversación con varios realizadores acerca de dos proyectos asumidos por el Instituto sobre la estrategia de vacunación y la lucha contra la COVID-19 salió a relucir una pregunta. Tal interrogante pretendía explicar cómo un sistema de salud como el nuestro ha podido, en medio de circunstancias difíciles, muchas carencias y asediado por el bloqueo de Estados Unidos, afrontar esta situación sacando sus propias vacunas.
“Así nació Contra el tiempo, que lleva este título, porque, por ejemplo, cuando a uno le da un infarto no espera a que le atiendan, sino que tiene que ir corriendo a un hospital”, confesó Almirante.
Además, “esta obra intenta contar el proceso de estructuración del sistema cubano de salud actual, el cual bebe de toda la tradición médica que tenía Cuba desde la época colonial pero que, de alguna manera, tiene una suerte de mirada programática en La historia me absolverá, donde Fidel Castro plantea que la salud es uno de los problemas básicos que tiene que resolver esta Isla con su Revolución”, explicó.
En 1959 la mitad de los médicos abandonaron el país y nuestro panorama sanitario quedó en ruinas. Precisamente, ese es uno de los inmensos retos que se tuvo que asumir: el de unificar un sistema disperso entre casas de socorro, clínicas privadas y mutualistas y el antiguo Hospital Universitario (hoy día Calixto García), entre otros espacios, para llevar adelante un programa que permitiese erradicar dolencias como la tuberculosis, la malaria, las enfermedades diarreicas agudas, la poliomielitis, o sea, todo un grupo de males endémicos hasta ese momento.
“Comprender estos fenómenos dentro de un mecanismo que comenzó a fundarse en medio de contextos no todos favorables y a partir de su relación con la ciencia es importante”, agregó.
Hoy tenemos, por suerte, un prestigioso polo científico, con su Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, el Centro de Inmunología Molecular, el de investigaciones científicas, el de estudios cerebrales, el de anticuerpos monoclonales, nuestros laboratorios farmacéuticos, entre muchos otros. “Pero todo este sistema responde a estrategias trazadas recién alcanzada la victoria revolucionaria”, apuntó.
Pero un día llegó el doctor
Contra el tiempo abordará, también, el programa de asistencia del médico de la familia, uno muy particular que alude siempre a la prevención y gracias al que hoy podemos desarrollar una campaña masiva y efectiva de vacunación. Y es que estamos todos conectados a través de nuestros consultorios.
Sin embargo, “estos logros no se consiguieron de la noche a la mañana, ni tampoco con la llegada de la pandemia, ya todo esto existía y funcionaba. Por ello, creo que nuestro público se merece una narrativa que aborde este proceso que no ha sido fácil, sino doloroso, lleno de vicisitudes, angustias y muchísimos esfuerzos”, recalcó.
Crear es la prioridad
Para semejante empeño, el realizador Rolando Almirante se hizo cargo del guion y la dirección acompañado por su equipo de los últimos años integrado por Yosvany Montano, quien construyó con él el argumento de Contra el tiempo; Ernesto Prado en la dirección de producción; Yunior Leyva en la coordinación de producción; Pedro Suárez en la dirección de fotografía y Teresa Fernández en la investigación de archivos, que no ha sido poca.
De hecho, para conformar esta película han necesitado de la imprescindible colaboración de los archivos del ICAIC, con su Noticiero ICAIC Latinoamericano y algunos documentales; los preciosos registros de la revista Bohemia, del periódico Granma y de BioCubaFarma. Se ha acudido, además, a los archivos personales de los médicos, científicos, historiadores y demás figuras que han participado en la historia en cuestión.
“No puedo dejar de mencionar tampoco a Alejandro Ferro, quien ha estado al frente de la dirección de arte haciendo desde el cartel hasta toda la gráfica que identifica la película; y la música, que estará en manos de Daniel Torres Corona, un joven valor de la composición egresado del ISA, hijo y sobrino de músicos”, señaló Almirante.
Más llaves que candados
“Nuestro mayor reto ha sido filmar un documental como este en medio de una pandemia. Toda Cuba está volcada en la lucha contra el coronavirus, incluidos nosotros, aunque en nuestro caso lo hemos hecho trabajando con personal del Ministerio de Salud Pública, que es el más complicado ahora mismo. Por ello agradezco que, tanto a nivel institucional como personal, varios especialistas hayan buscado un hueco en su apretada agenda y nos atendieran tan bien. En todos los lugares donde llegamos nos recibieron con mucho cariño y dieron lo mejor de sí para ayudarnos”, agradeció.
“Se entrevistaron a verdaderos protagonistas de esta batalla que todavía no termina, como el doctor Agustín Lage, el doctor Héctor Terry Molinet, la conocida doctora Concepción Campa, la geógrafa Luisa Íñiguez, la periodista Marta Rojas, el doctor Juan Vela Valdés y la primera enfermera de la Sierra Maestra junto al Che, Esmeralda Cordero, entre otros testimoniantes que cuentan sus experiencias con tremenda pasión”, añadió.
Por su parte, el historiador y filósofo Yosvany Montano afirma que la aventura no está siendo sencilla, pues dependen de un ejercicio de investigación muy profundo y sistemático, a partir del cual se han establecido las líneas argumentales, los personajes que timonean la historia, el trabajo de archivo y toda la discusión en relación a la dirección de arte y fotografía.
No obstante, “debo decir que se siente bien trabajar con gente muy joven —incluido Rolando— que no pierde con los años de experiencia el brío como realizador. Es una relación muy interesante con él porque, mediante esta, se expanden las posibilidades de experimentar. Es un aprendizaje permanente donde el respeto es la divisa fundamental. No hay opinión desestimada. Tampoco se desecha ninguna sugerencia. A diferencia de otros espacios creativos en los que me muevo, en D'Alma Films se disfruta el cruce de ideas, el contrapunteo, el riesgo de apostar por lo nuevo.
Creo que todo eso es posible debido a que existe una relación familiar, un afecto muy estrecho entre nosotros y un material humano inestimable en todos los compañeros. Al frente, Rolo, quien se las ingenia para que este jardín siga floreciendo”, expresó.
“Pero regresando al documental, considero que vamos a entregar una obra de mucho valor, en un momento muy importante del país. Es un material crítico, para nada una epopeya complaciente, pero deja ver, y es lo que me enamora, que en medio de tantas contingencias se ha abierto paso la virtud y el esfuerzo del personal sanitario cubano”, significó.
Lo más importante para Montano es que el análisis evade la simplificación para ir desde el relato histórico al encuentro de alternativas, al rescate de prácticas y valores que son importantísimos y también, por qué no, al mapa de los nuevos desafíos que plantea a la medicina cubana un país más envejecido, una situación ambiental menos esperanzadora y un tenso panorama económico.
Contra el tiempo debe tener listo, concluido el verano, un primer corte que luego pasara a posproducción siguiendo la ruta de este encargo del ICAIC producido por D'Alma Films Producciones. Unido al mismo, se lanzará un conjunto de cápsulas con contenido vital que no cupo en el documental por razones de tiempo y espacio.
(Foto: cortesía del equipo de realización)