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A un siglo de la Revolución que estremeció al mundo
Cien años nos separan de un acontecimiento político y social que dinamitó las bases feudales de la nación rusa y modificó sistemas de pensamiento a nivel mundial: la Revolución de Octubre. Este mes, al conmemorarse su centenario, el ICAIC, en colaboración con la Cinemateca de Cuba, ha confeccionado el ciclo Filmar una Revolución. Se trata de un compendio cinematográfico integrado por ocho largometrajes de ficción que tienen a la Revolución bolchevique o sus consecuencias históricas posteriores como fuente de inspiración.
Así, el cine clásico soviético de los años 20, se ve representado por El fin de San Petersburgo (1927), cinta en la que su director, Vsevolod Pudovkin, expone la toma de conciencia revolucionaria de un individuo anónimo, quien, transformado por la realidad circundante, se convierte en héroe. Fiel a la experimentación artística propia del período, el director asume el montaje cinematográfico como el principal medio de creación de significados.
Por su parte, Chapaiev (Serguei y Georgui Vassiliev, 1934), de acuerdo con el contexto político ruso de los años 30, se suma a la lista de filmes que defienden el poder soviético a partir de héroes positivos y narraciones directas. En este caso, se cuenta la historia del valeroso comandante del Ejército Rojo Vasily Ivanovich Chapaiev, a partir de la novela homónima del escritor Dmitri Furmanov.
De este proceso de renovación del cine soviético, que se produjo durante los años 60 y 70, han sido rescatados dos de sus principales exponentes: los hermanos Andréi Mijalkov-Konchalovski y Nikita Mijalkov. De Konchalovski, se ha elegido El primer maestro (1966), que se centra en las peripecias de un joven maestro que intenta cambiar la ideología anquilosada de los habitantes de una región rural, y Siberiada (1979), cinta con la que recorre el devenir político de Rusia en las siete primeras décadas del siglo XX, utilizando la metáfora de dos familias enfrentadas.
De Nikita Mijalkov se incluye Esclava del amor (1976), película ambientada en plena Revolución Rusa y que utiliza el recurso del cine dentro del cine, imbricado con los conflictos de la contienda. La producción soviética del programa se completa con La comisaria (Aleksandr Askóldov, 1967) que elige la Guerra Civil (1918-1921) como escenario de acción.
Igualmente, se ha dejado espacio para dos visiones foráneas en torno al hecho: Rojos (Warren Beatty, 1981), que narra la trayectoria del periodista norteamericano John Reed, autor del libro Diez días que estremecieron al mundo, y El tren de Lenin (1988), telefilme del italiano Damiano Damiani que recrea el viaje en que Lenin regresó a Rusia para liderar la Revolución.
Tomado de: Cartelera Cine y Video, No. 145, noviembre de 2017.