NOTICIA
Apuntes desde una cámara afinada
Coproducción entre Argentina y México, La afinadora de árboles (2019) fue la propuesta del espacio De Nuestra América este miércoles 23 de septiembre. Clara es una escritora de literatura infantil que ilustra sus propios libros. A punto de salir uno de ellos por cierta editorial extranjera y de recibir un codiciado premio literario, nos acercaremos a su vida familiar en su casa de campo al interior de la capital: los pequeños conflictos entre su marido, los hijos, un viejo amor, una parroquia donde colabora en el comedor para adolescentes desprotegidos, dan núcleo al filme.
Su directora Natalia Smirnoff, a quien debemos títulos como Rompecabezas y el excelente El cerrajero, elige de nuevo lo que parece una constante en su estilo, el minimalismo, para un relato carente de grandes emociones o choques entre personajes. Todo ocurre en una discreta sucesión de casi insignificantes sucesos y relaciones donde se insinúa más de lo que se dice, pero que invita a considerar muchos temas que a veces no se encaran con suficiente entereza.
Más que el resto de los personajes, refractarios de la personalidad central, el filme se concentra en esta mujer, que además de intelectual es ama de casa, esposa y filántropa, a la que, a pesar de la fuerza de su carácter, asisten contradicciones y actitudes desconcertantes que a ella misma le sorprenden. Justamente en un momento en que parece algo estancada y errática, ciertos giros apenas perceptibles en su vida la harán encontrar la llave para seguir adelante y reinventarse.
Quizá se hubiera deseado un poco más de conflicto o desarrollo de algunos que apenas se insinúan, pero Smirnoff optó más por el mundo interior de esa diseñadora y escritora que logra unir su talento a una causa colectiva y humanitaria. La cinta, que elige la densidad narrativa y un tempo lento para viajar a la subjetividad de la protagonista, y en la que se desarrolla hasta cierto suspense que no conduce a ningún resultado explosivo ni mucho menos, descuella sobre todo por una impresionante visualidad que suma a la fotografía, de vivos contrastes y una inteligente exploración del contexto, el propio universo pictórico del personaje desde sus libros, y al final, el de los niños que se suman a su proyecto, en lo que se destaca también la sólida dirección de arte, incluidos el vestuario y las gamas de colores que ofrecen un soporte ideal para el mundo representado.
Eso, y la sólida labor actoral de todo el equipo, comenzando por la desenfadada y dúctil Paola Barrientos —quien borda las sutilezas y claroscuros de su personaje—, son indudables valores de un filme que quizá promete más de lo que ofrece, pero que no carece de elegancia y sutileza a la hora de tratar los temas que aborda: las crisis y replanteos de la mujer madura, las segundas oportunidades, la necesidad de mayor libertad, tanto en la creación como en el ámbito doméstico, y la búsqueda de nuevas sendas no solo en lo intelectual, sino, de modo más general, en los dominios del espíritu: como si esto fuera poco, La afinadora… rinde a la vez un homenaje a la no siempre valorada literatura infantil.
Muy recomendable, sobre todo para quienes gustan de ese cine en tono menor, donde los subtextos importan mucho más que la línea narrativa explícita.
(Tomado de Cartelera Cine y Video, no. 178)