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Buscando a Casal: viaje por el alma del poeta
Un pasaje por la biografía de Julián del Casal es el punto de inspiración para el cineasta Jorge Luis Sánchez: la publicación de un artículo donde el poeta de burla del Capitán General de la Isla provocará nefastas consecuencias para la vida del escritor, la de su círculo de amigos, la del país en pleno.
Incomprendido en su contexto —también los patriotas le reclamaron más evidencias poéticas de su compromiso con la libertad de Cuba—, Casal era un hombre que amaba la belleza. Vivió al borde de la pobreza, pero fue arropado por sus amigos, que comprendieron su grandeza espiritual.
De un plumazo la película desmiente el mito del escritor enajenado de su realidad. Casal escribe versos en los que añora las lunas venecianas y los lechos de marfil, y es también un consciente defensor de la independencia de Cuba. Subrayar este aspecto es uno de los aciertos de la película, el joven es diferente a sus contemporáneos, marcado por el genio de la poesía, y expresa sus ideales independentistas de manera diferente a los que batallan en la manigua. Así lo comprendió Antonio Maceo, el titán de Bronce, quién autografiara su retrato al frágil poeta.
Convergen en el filme la Historia de Cuba, la biografía de Casal y su poesía, su sentido de humor, la representación del mundo onírico que anhela, su relación con las mujeres, las oscuridades de la sociedad colonial, la Habana Elegante, Enrique Miyares Vázquez, Esteban Borrero, Juana Borrero.
La película respira el aire de lo teatral porque así era el entorno del poeta. Vestido con la bata japonesa sale a la calle proclamado los textos de Rimbaud, y es golpeado por los militares, incapaces de comprender su sensibilidad.
Alejada de falsos realismos, la cinta sugieres un juego de máscaras, tal vez necesarias para sobrevivir en un ambiente intolerante con las diferencias de cualquier signo. Cada personaje se presenta con sus contradicciones manifiestas entre las posiciones políticas y la vida privada. Vale en este punto aplaudir el desempeño de los actores, quienes asumieron con pasión y profesionalidad los matices de los roles que interpretaron.
Tratándose de una película “de época”, la representación del ambiente adquiere grades connotaciones. Para tan ardua faena, el director convocó al veterano Gabriel Hierrezuelo y a la joven Taimí Ocampo, quienes concibieron el vestuario y la escenografía, respectivamente. Construyeron una hermosa visualidad, reflejo de la temporalidad del siglo XIX para hacerla cercana a la sensibilidad del siglo XXI.
Casal elige ser consecuente con sus ideas, prefiere morirse de hambre a traicionar sus sueños. Las escenas de contrapunteo con el Capitán General son reveladoras de sus convicciones éticas. La poesía es el sustento que le permite sobrevivir a tanta hostilidad y expresar sus aspiraciones:
Ver otro cielo, otro monte
Otra playa, otro horizonte
Otro mar
Otros pueblos, otras gentes
De maneras diferentes
De pensar
Producido por el ICAIC, la película es fruto de largos años de estudios de su director sobre la vida y la obra de Julián de Casal. De una manera diferente a la que por estos tiempos prevalece en el cine cubano, Sánchez dialoga con el ámbito social en que vive y pone en pantalla un conflicto que atraviesa todas las épocas, el de las contradicciones entre el artista y su contexto, el de los avatares del creador para hacer su obra aún en las más difíciles circunstancias. Ojalá el filme desate las pasiones y se multipliquen los lectores del poeta que, en el siglo XIX cubano, vio caer la nieve en sus versos y desafío en poder colonial.
Tomado del Diario del Festival, 13 de diciembre de 2019