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Cine cubano afirma resiliencias
En sicología positiva, la resiliencia se refiere a la capacidad para sobreponernos a adversidades, a períodos de crisis emocional y traumas, a partir de concentrarnos en capacidades, valores y atributos positivos, y no en lo negativo, las debilidades o patologías. Me permito usar en plural el término para referirme al cine, que, como se sabe, es una de las más colectivas creaciones artísticas. La pandemia sorprendió al Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) alistándose para el rodaje de dos proyectos de largometraje: Riquimbili, de Fernando Pérez, y Una noche con los Rolling Stone, de Patricia Ramos. Ambos tuvieron que ser pospuestos a la espera de escenarios favorables.
Pero la resiliencia es también el convencimiento de que se pueden superar los obstáculos, incluso en situaciones de fuerte y prolongado estrés, como por ejemplo las enfermedades y las carencias o dificultades del más diverso tipo. Precisamente Fernando Pérez y Patricia Ramos se encargan de liderar dos proyectos corales que ahora mismo se están grabando y editando a toda velocidad. No se trata de clausurar las dos películas cuya preproducción estaba adelantada, sino de posponerlas, y adaptarse a las nuevas circunstancias para eludir la parálisis o la inercia que también nos acechan.
Cineastas y guionistas, técnicos y creadores de los diversos oficios del audiovisual, fueron para participar en un largometraje de ficción, aún sin título, coordinado por Fernando e integrado por seis cortos con el gran tema del amor en tiempos de pandemia, cada equipo está dirigido por un realizador joven, pero con experiencia.
Alan González tiene a su cargo La muchacha de los pájaros, que ya concluyó su rodaje. Según confiesa en reciente entrevista para Cubacine quien es reconocido por sus anteriores La profesora de inglés y El hormiguero, su corto "parece contar la experiencia de una joven que llega a asumir una casa y se encuentra con el eco de una vida y los espacios vacíos que le dejó. Tan delicada es la historia, y de tan distinto modo podría ser recibida por cada cual, que prefiero hablar poco de ella".
Alan ya está enfrascado en la edición, porque los tiempos programados apenas permiten la pérdida de un solo minuto. De inmediato se incorporan a la grabación, con sus personales enfoques, Rosa María Rodríguez Pupo (La trenza), Katherine T. Gavilán (Los días, codirigido por Sheyla Pool), Carolina Fernández Vega (Mercuria), Joel Infante (Ella y él, que cuenta con las actuaciones de Héctor Noas y Yailene Sierra) y Eduardo Eimil (Gallo, con el protagonismo de Mario Guerra).
Debe decirse que se trata de una producción del ICAIC con el Grupo de Creación Audiovisual i4films, en coproducción con Wajiros Films y DB Estudio, asociados con Cocuyo Media Lab y en asociación con Audiovisuales ICAIC, de modo que se garantizó la alternancia, en los mismos grupos, de profesionales con muchos años de trabajo con la institución con otros más noveles, y que se han desarrollado en productoras independientes.
Además del mencionado largo, que deberá estar listo antes de que concluya este año, también se llamó a la realización de una serie documental que hasta la fecha se nombra Memorias del cine cubano, con parecidas características, pues también la conforman seis segmentos de 27 minutos, con un director distinto a la cabeza.
Para Memorias del cine cubano, que lleva adelante Patricia Ramos, el ICAIC mancomunó esfuerzos con el colectivo de creación audiovisual Mar y Cielo, mientras que la producción general corre a cargo de Humberto Jiménez. La Ramos acaba de concluir su parte, correspondiente a Cine y Literatura, en la cual contó con invitados tan ilustres como Leonardo Padura, Arturo Arango y Senel Paz, importantes escritores, autores también de aplaudidos guiones.
Ha de decirse asimismo que Memorias del cine cubano está concebida como un tributo a las disciplinas artísticas que tanto han enriquecido nuestros mejores filmes. Están a bordo realizadores con tanto currículo y horas "de vuelo" como Rigoberto Jiménez (se ocupará del segmento de Música), Ernesto Granados (Plástica), Marta María Borrás (Arquitectura), Manuel Jorge (Danza) y Deymi D’Atri (Gráfica).
Entre las singularidades del largometraje y de la serie documental se cuenta el hecho de que la mayoría de los directores tiene como cercanos colaboradores a jóvenes y talentosos guionistas, en tanto nuestro cine, por fortuna, está dejando atrás aquel vicio que llevaba a los primeros a usurpar el oficio de los segundos, no siempre con buenos resultados.
En el caso del largo de ficción, tres de las seis historias fueron escritas o coescritas por guionistas profesionales como Nuri Duarte, Laura Conyedo y Amílcar Salatti. La serie, por su parte, recabó los servicios de las dos primeras para que firmaran los segmentos dedicados, respectivamente, a la danza y a la gráfica. Completan la nómina: Lisandra López Fabé (Arquitectura), Fabián Suárez (Literatura, junto a Patricia Ramos), Eduardo Eimil (Plástica) y Natalí Cardet con Lil Romero (Música). Todos, o casi todos, son egresados de guion o dirección de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños.
De igual modo ahora mismo se está filmando En set, nombre genérico de diez clases magistrales que contienen charlas, o conferencias, con especialistas de los diferentes oficios del audiovisual que comparten con el espectador medulares definiciones, a la vez que relatan sus valiosas experiencias.
En set también fue coordinada por el ICAIC. Produjo Wajiros Films y la pusieron en marcha estudiantes de los años superiores de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA), lo que significa que le aportan a la escuela materiales didácticos de enorme valor.
Uno de nuestros grandes histriones, Luis Alberto García, se encargó de conducir la conversación expositiva que se establece en cada conferencia de En set, y entre los participantes en la exposición de sus conocimientos y experiencias se entrelazan veteranos y noveles: Fernando Pérez y Ernesto Daranas en dirección de actores, Senel Paz y Amílcar Salatti en estructura narrativa, Ángel Alderete y Alejandro Alonso en dirección de fotografía, Frank Cabrera y Claudia Calviño en producción, Osmany Olivare y Glenda Ramírez en sonido, Miriam Talavera y Emmanuel Peña en edición, por solo mencionar algunos de los protagonistas.
Todo lo anterior, que ya está en plena ejecución (algunos proyectos incluso en etapa de posproducción), se suma a los diversos intentos del audiovisual cubano, a lo largo de 2020, por expandir los confines de la memoria y espantar los malos presagios, tal y como lo hicieron Arturo Santana con su serie Selfies. Rostros en la pandemia; Rolando Almirante, creador y director de Provocaciones y Un momento con Patricia; Lizette Vila, quien reunió en Fábrica de felicidad tres cortos suyos que invitan a promover la resiliencia como un derecho a la vida, en medio de la actual situación epidemiológica y la necesaria recuperación social.
Cuando todo esto acabe, y podamos divisar la luz al final del túnel, y el paso del implacable amenace con borrar los últimos trazos de la angustia que vivimos durante 2020 y 2021, a los creadores del audiovisual les quedará la satisfacción de no haberse sentado a esperar por épocas mejores. Porque para la creatividad nunca hay pausa, y, como decía una canción de los años 70, "el pensamiento no puede tomar asiento, el pensamiento es estar, siempre de paso, de paso".
(Tomado de Juventud Rebelde)