NOTICIA
Con trovar nada se pierde
Trovar el cine. Acabas de leer el título del libro acerca del que va esta reseña. Y quizás pienses, como yo, que cualquier libro que así se nombre no necesitaría más argumentos para convencer de su lectura que no fuera ese propio título. Pero por si esto no lo consideras suficiente,me arriesgaré a contarte sobre él para que, guitarra mediante,encuentres más razones para leerlo. Al menos lo intentaré; en definitiva, con trovar nada se pierde.
Trovar el cine, de Carlos E. León, es una de las más recientes entregas literarias de Ediciones ICAIC. Contiene entrevistas a reconocidos poetas, cantautores y cineastas, en su mayoría cubanos y latinoamericanos: Vicente Feliú, Alejandro García Villalón (Virulo), Chiara Varese (Perú), Noel Nicola, Manuel Argudín, Rafael Rey, Augusto Blanca, Miryam Quiñones (Perú), Raúl Rodríguez, Margarita Mateo, Miriam Talavera, Miriam Ramos, Isabel Santos y Corina Mestre. Muchos de los textos compilados en el volumen aparecieron por vez primera en La Gaceta de Cuba, y luego en otras publicaciones, en soporte papel o digital.
Carlos E. León, fundador del Movimiento de la Nueva Trova Cubana, ha compartido escenarios con Silvio Rodríguez, Noel Nicola, Sara González, Augusto Blanca, Vicente Feliú, y otros. Es, asimismo, guionista y director de los documentales Así como soy (2002), Donde habita el corazón (2007), Nos queda su canción (2008), El último bohemio (2016) y Soñar a toda costa (2017), todos entorno al arte de “no ver envejecer la guitarra, no importa pase el tiempo”. Que su hacer artístico haya transitado siempre por la misma cuerda sería la razón por la cual Carlos ha dedicado las páginas de las que ahora te hablo “A toda la trova cubana. A todo el cine cubano”.
Si aún no conoces a Carlos E. León, o Carlitos León, como casi todos lo nombran, leer Trovar el cine te puede regalar ese placer, pues como anuncia su cercano Norberto Codina en el prólogo de la obra, “entre los rostros de los entrevistados percibimos, con aparente timidez y mucho de confabulación, el gesto íntimo y honesto de quien interroga”.Y más, él, Carlos, “ha sabido desarrollar varias de las virtudes señaladas en el decálogo de la buena entrevista”, por eso “el diálogo muestra, a la vez, el rostro del entrevistador y del entrevistado”. Codina agradece, por tanto, “lo profesional, lo vivencial y lo humano” de Trovar...
Sí, como quizás imagines, es este un libro apto para todas las verdades y para leer en compañía de una guitarra.
“Alguien que es de un tiempo que casi siempre le duele porque quiere otro tiempo mejor, y en eso se le va la vida” es el trovador para Vicente Feliú. Eso le dijo a Carlos León una fría madrugada de febrero. Pero un trovador también siente miedo. No fue en la guerra de Angola, sino durante un intento de Golpe de Estado en Bolivia cuando, a punto de ser fusilado, Vicente sintió miedo. Y no fue la película de su vida lo que, al escuchar los disparos al aire, pasó por su pensamiento, sino Canción para mi soldado, de Silvio Rodríguez. “La muerte puso un silbido en sus oídos”, pero la canción salva. Leer esta historia también puede salvarte.
Vicente Feliú confesó a Carlos sus “cuatro virtudes capitales”. Para descubrir a cuáles se refirió, bastará con leer el texto en el que además, créeme, podrás hallar una muy auténtica historia de la génesis de nuestra Nueva Trova.
Bajo los efectos del calor habanero que circundaba a cierto septiembre, Virulo se definía ante Carlos como “un idealista pragmático”, y aseguraba que haberse enrumbado por los caminos del humor no lo había alejado de las esencias del arte trovero porque, como expresa el propio Virulo,“¿quién ha dicho que un trovador que haga humor no es trovador?”
Chiara Varese eligió la opción de Cuba y el ICAIC para estudiar, en 1973, cuando aún no existía en el país una escuela de cine. Desde entonces nuestra isla, para la inquieta cineasta peruana, no ha sido un paso, sino una estadía; es aquí donde se ha convencido de que “solo las gentes locas y románticas son capaces de hacer realidad sus sueños”. Alfredo Guevara, Santiago Álvarez, Julio García Espinosa y Sara Gómez fueron, fundamentalmente, su escuela. Chiara guarda recuerdos de su trabajo con el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, cuando acudía como “asistente de cualquier cosa” a la grabación de algún documental en la EGREM. De todo ello, y de muchísimo más, conversan.
Treinta y cinco años de vida artística cumplía Noel Nicola cuando, tras haber estado alejado de los escenarios durante varios años, accede a realizar una extensa gira por México en compañía del amigo y también trovador Manuel Argudín. En el libro que te reseño: una entrevista a dos que trovaron de la mano por escenarios de pueblo, las historias de aquella ruta; también, los sueños de hacer la misma gira por Cuba, sueños que la muerte se robó en agosto de 2005 al fallecer Noel Nicola.
¿Serías capaz de negarte a la lectura de una entrevista a un productor cinematográfico para quien “un set de filmación es poesía” porque “interpretar un guion, interpretar una puesta en escena, forma parte de su poesía”? Así piensa Rafael Rey, y en consecuencia ha creado. Sobre las definiciones de productor y las encrucijadas de producir cine en Cuba hay en el texto mucho por aprender.
León conversa también con Augusto Blanca, “su amigo de toda la trova”. Desde esas extensas páginas emerge una especial relación trova-cine, cine-trova. Augusto, el igualmente actor, pintor, escenógrafo, que de niño “tenía un taburetico en la casa, en un desván que había al fondo, y allí hizo su primer teatrico de pomitos”, narra acerca de la Teatrova y de Trovandante, eso que no es un cuarteto (Waldo Leyva, Pepe Ordás, Rochy Ameneiros y el propio Augusto Blanca), ni un proyecto, sino el “poderse plantar en cualquier lugar a hacer poesía y trova”.
Ella fue la única invitada de Silvio Rodríguez a su gran concierto en el Jockey Plaza de Lima en el año 2007. Miryam Quiñones estaba allí, a su lado, representando la canción peruana. La cantora, quien desde haber escuchado Ojalá sintió que ese cantar era el que quería ofrecer, pensó entonces: “Si Silvio Rodríguez me está invitando a cantar en su concierto será porque estoy haciendo las cosas más o menos bien”. Un rememorar del grupo Silvio a la carta, fundado e integrado en su momento por Miryam, hallarás en esta entrevista.
Todo cuanto el director de fotografía Raúl Rodríguez, ese “dueño de la luz”, devela en torno a los requerimientos que impone “la luz cubana”, una luz “dura y cenital” que debe saberse tocar como las cuerdas de una guitarra, quedaría en la oscuridad del desconocimiento si no advirtieras su entrevista.
“— ¿Qué era el grupo 5ta y B?
— ¡Ay, Carlitos, cómo se te ocurre, tantos años después!”.
Así comienza el diálogo con la Dra. Margarita Mateo Palmer. Y si tanto interés te causa conocer qué era el grupo 5ta y B, ya sabes lo que pudieras hacer para aliviar tu curiosidad. Si lo hicieras, descubrirías además que ella, la profe Maggie Mateo, no solo “escribía poscrítica”, sino que fue fundadora de la Nueva Trova y dirigió un documental sobre el arte del tatuaje (De la piel y la memoria, 1995).
Primeros años de la década del sesenta, “el señor que la estaba tratando de enseñar era un hombre súper machista que le decía que las mujeres tenían ideas cortas y cabellos largos”, cuenta la editora cinematográfica Miriam Talavera. Ahora Carlos León le escucha decir a Miriam ―quien, al iniciarse en la especialidad de edición apenas había entendido que se trataba de “empatar unas cinticas”― que el valor del editor es ir rescatando cada uno de los poquitos y de los matices para acompañar el sueño del director del filme. Los softwares que permiten el montaje de un audiovisual han llegado con la nueva tecnología y para Miriam Talavera esto ha supuesto una especial adaptación, solo superada con su visión de hacer ―y enseñar― cine, con su deseo de dejar en la memoria la escena que es, y no otra.
Existen otras dos razones por las que te sugeriría la entrevista a esta cineasta. Una: las imágenes del edificio situado en la calle habanera 23 entre 10 y 12, con sus largos pasillos y múltiples puertas; las imágenes de un ICAIC en blanco y negro y también en colores; las imágenes de historias narradas sin “teque”, sin aquella otra “trova”, se aparecerían ante tus ojos desde cada pregunta y respuesta del texto. ¿Te dije que eran dos razones, no? Pues la segunda aquí está: el sentido del humor de Miriam Talavera.
“¿Y esa bobería tuya de pedir el ingreso al Movimiento?, tú siempre has sido del Movimiento”. Fue esta la respuesta dada por Pablo Milanés a Miriam Ramos, esa voz de la canción cubana, cuando ella solicitó integrar la Nueva Trova. Ella, que considera que “a la guitarra no ha llegado todavía”, ha sido para muchos la mejor intérprete de Mariposa, de Pedro Luis Ferrer. Quizás ello se deba a todo lo que de Noel Nicola y Marta Valdés habita en Miriam Ramos. Conversa también sobre su contacto como actriz con el director de fotografía Ángel Alderete y con otros actores en la serie Algo más que soñar.
Llega el olor a café desde la terraza de la casa de Isabel Santos atravesando el papel y ¿tú te perderías la oportunidad de sentirte otro más dentro de su charla con Carlos? “Yo soy una actriz de cine”, dice Isabel de manera rotunda. Para ella no han existido pequeños personajes porque cada vez “va con todo”. Los personajes le surgen como una música, siempre aparece algo que ella no busca”. Pero, a su vez, para esta actriz “el documental es algo apasionante”. De cómo se las agenció “esta cubana, de Cuba y sí, vale la redundancia”―como señala León―, para entrevistar al general Gary Prado (quien estuvo implicado en el apresamiento de Ernesto Che Guevara), mientras realizaba su audiovisual San Ernesto nace en la Higuera (2006) te pondrías al corriente, y estarías a punto de conocer sobre otros tres documentales realizados por Isabel Santos luego de aliviado lo que ella ha llamado “el cocotazo”.
Se sentaba en el asiento 3 de la fila C del teatro Hubert de Blanck, uno de los primeros lugares donde se pudo escuchar la Nueva Trova Cubana. Una noche de apagón, en un silencio total, “la niña que tenía la voz fuerte y las trencitas” dijo un poema de César Vallejo. Desde aquella ocasión, en la estructura de Corina Mestre, Dios es la poesía, después viene todo lo demás. Ella cree que las personas tienen que vivir con la poesía y desde la poesía, porque es luz, es amor. De ahí su suerte de arte poética: es una actriz que se apropia de un texto sabiendo lo que quiso decir el autor, qué dice la poesía, pero pensándola como se hace con los personajes que se construyen en el teatro.
Así transita Trovar el cine: desde la voz de Vicente Feliú expresando el espíritu de una época, hacia la de Corina Mestre, la siempre Maestra, la fuerte voz de muchos de nuestros tiempos. No te diré que si finalmente lees el libro debes hacerlo en esa dirección. Cualquiera sea la ruta de lectura que elijas, por el camino allí estarán, página tras página, la trova, el cine, la historia, la vida.
En este libro conviven, además de las entrevistas, las letras de algunas de las canciones que se refieren y cálidas fotografías de los protagonistas.
Trovar el cine no es solo un compendio de entrevistas, sino que cada una de ellas concuerdan allí, en “un sentimiento renovador, un aire del pasado, un hacer presencial, vidas que se cruzan y se complementan en el acervo cultural, en la magia única del cine, la música y las buenas intenciones del arte mismo”.
Como la melodía de la última canción de un concierto que no quisieras que acabara, como la película cuya escena final quisieras se prolongase, son las sensaciones que deja Trovar el cine. Prueba a leerlo, en definitiva, con trovar nada se pierde.