NOTICIA
Desdén y lujuria: altibajos de una lección de gimnasia
Muchos centros educativos han prohibido históricamente la relación sexual o afectiva entre alumnos y maestros. Incluso, hay manuales de conducta que observan esta como una infracción grave, provocando —en la mayoría de los casos— la expulsión automática de la escuela. El cine nunca ha sido indiferente a este fenómeno. De ahí que muchos directores le saquen partido como epicentro dramático en sus películas, explorando tabúes como la frigidez, el adulterio y la diferencia de edad, el acoso o la extorción.
Tal vez por esa razón los géneros más frecuentados sean el drama, el suspenso y el horror; los cuales se ocupan de narrar —entre otras calamidades de la existencia humana— historias de amourfou (no correspondido, tóxico, enfermizo); matizadas por traumas psicológicos, chantajes, desórdenes hormonales, violencia y, sobre todo, obsesiones que ponen en riesgo la integridad física y la estabilidad emocional de los amantes.
Entre los filmes que abordan la tensión sexual estudiante-profesor, podemos mencionar The Piano Teacher (2001), desconcertante película del austríaco Michael Haneke con la inolvidable actuación de Isabelle Huppert; Elegy (2008), dirigida por Isabel Coixet y protagonizada por Ben Kingsley y Penélope Cruz; así como Ausente (2011), del argentino Marco Berger, y Utopians (2015), del hongkonés Scud, las cuales presentan el conflicto desde una perspectiva homoerótica, o The Student (2017), de Steven R. Monroe, que introduce el componente psicópata.
Las cinematografías de países como los Estados Unidos, Canadá, Corea del Sur, Finlandia y Suecia son las que muestran mayor interés por esta problemática. En esa tradición se inscribe el joven director, escritor y productor noruego Henrik Martin Dahlsbakken con su largometraje de ficción Una aventura (En affære, 2018). Anita (Andrea Bræin Hovig), una exgimnasta de mediana edad, comienza a trabajar como profesora sustituta en una escuela secundaria, donde se da cuenta de que uno de sus estudiantes, Markus (Tarjei Sandvik Moe), ha desarrollado una creciente obsesión por ella.
Cuando sabemos de un argumento como este, podemos afirmar a priori que algo saldrá mal, que el romance explotará por el lado más débil. Anita tiene 44 años y está casada con un abogado exitoso, que no para en casa ni le presta atención. Estamos ante una mujer desatendida, vulnerable e insatisfecha, por lo que resulta natural que comience a fantasear y a sentir deseos por su alumno adolescente; después de que este confesara —en la ronda de presentaciones del primer día de clases— que tiene “un pene enorme”.
Ante esas circunstancias está claro que el agresor sexual es el propio Markus, quien a pesar de su juventud e inexperiencia, siembra la inquietud en la imaginación de su profesora, ávida de intimidad y placer. Después de varios encuentros sexuales en lugares variopintos, incluido el auto de ella —donde observamos los cuerpos explícitamente desnudos— se hace reconocible la marca de thriller erótico; ya que el chico deja de asistir a clases y se involucra con otra joven de su edad. En consecuencia, las expectativas de Anita se derrumban y su mundo entra en crisis, al confundir los arrebatos hormonales de Markus con un romance verdadero y recíproco. Ella ha puesto en riesgo su trabajo y su matrimonio por una aventura caprichosa y pasajera. Eso, a juzgar por el punto de vista del director, se paga con soledad y arrepentimiento.
Dahlsbakken ha concebido una historia bastante familiar por lo que a ratos se hace predecible, pero esto no impide que disfrutemos la osadía de sus pasajes eróticos, así como la sobriedad de las interpretaciones en los momentos climáticos, como cuando el esposo descubre la infidelidad de ella y la contempla inexpresivo con un trago en la mano.
A este director de formación autodidacta —rechazado por la Norwegian Film School de Lillehammer a la temprana edad de 19 años— debemos seguirle la pista, pues ya cuenta con diez filmes (y otros siete en posproducción), entre los cuales destacan el cortometraje Thanksfor Dancing (2015) y Returning Home (2015); esta última, candidata por Noruega en su momento a los Oscar como mejor película extranjera.
(Tomado de Cartelera Cine y Video, no. 179)