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“Hazte de un nombre”
PIBI: No voy a andar con muchas introducciones, Emilio. Vamos directo al grano.
EMILIO: ¡Qué no se diga! Te encantan los prólogos.
PIBI: Bueno, el prólogo es una introducción, pero esta necesariamente no tiene que ser un prólogo.
EMILIO: Bueno, bueno. Lo que no acabo de acostumbrarme a la idea contrastante de que el que pone la casa no tiene el derecho a decidir el tema.
PIBI: Así lo decidimos desde la primera vez. Es democracia. Además mi casa es como si fuera tuya y viceversa. ¿O no?
EMILIO: Claro, claro. Esta es tu casa, bien lo sabes.
PIBI: Además, así rompemos la posibilidad… ¿cómo dirías tú? De la exaltación territorial.
EMILIO: Está bien, Pibi, está bien. Pero me hubiera gustado la presencia de Guy Pearce en La verdadera historia de la banda de Kelly (Justin Kurzel, 2019). (SUSPIRANDO) Guy Pearce, por Dios.
PIBI: A mí me encanta Pearce, pero no es el único actor de relevancia que tiene Australia.
EMILIO: La verdad que Australia aporta cada actores…
PIBI: Sí, casi todos son buenísimos… como los brasileños, que ni cerrando una puerta de un carro en una telenovela lo hacen mal.
EMILIO: Ay, qué analogía… Pero te asiste la razón.
PIBI: De haber estado vivo Heath Ledger, quién sabe, tal vez hubiera trabajado en La verdadera historia... Pero ya había hecho el personaje en la película Ned Kelly (Gregor Jordan, 2003). Qué clase de actor se perdió del mundo… Mira, tampoco está en esta versión Mel Gibson, para que veas.
EMILIO: Pero figura en el elenco Russell Crowe.
PIBI: Crowe es neozelandés, lo que cuenta con la nacionalidad australiana.
EMILIO: ¿Y Hugo Weaving?
PIBI: Hum, es brito-australiano. Nació en Nigeria, aunque se considera australiano. Pero no está en la película.
EMILIO: No, no está… En realidad, querido, no tengo paciencia para las procedencias de los intérpretes. Pero sí sé que Nicole Kidman, Cate Blanchett, Hugh Jackman, Sarah Chadwick, los hermanos Hemsworth, Jesse Spencer, Eric Bana, caramba, ¡Geoffrey Rush! son australianos.
PIBI: La gran Judy Davis, Naomi Watts, Rebel Wilson, Rose Byrne, Mia Wasikowska, Simon Baker, Alex O'Loughlin, Tim Draxl, David Hoflin, Courtney Eaton, Kain O'Keefe, Jai Courtney… La lista no es pequeña, ¿verdad? Y tenemos ahora a George Mackay, que por cierto es británico pero de ascendencia australiana.
EMILIO: Hum…, se da un aire a Heath Ledger.
PIBI: No tanto. Lo que sí es un actor muy camaleónico como Ledger.
EMILIO: Deja los clichés.
PIBI: No estoy diciendo una novedad. Cualquiera que haya atendido sus actuaciones se ha percato de lo bueno que es.
EMILIO: ¿Pudiéramos considerar a Ned Kelly como el Jesse James de Australia?
PIBI: Bueno, fueron contemporáneos, pero fíjate que Ned Kelly está más asociado a Robin Hood. No sé, no me atrevería… Australia le ha hecho al menos una estatua a Kelly. No recuerdo que Estados Unidos se haya comportado de la misma manera con Jesse James y con razón.
EMILIO: Robin Hood… Un bandido legendario era Robin Hood, pero bandido al fin y al cabo.
PIBI: Como Manuel García, aunque se redimiera más tarde con grados en el Ejército Libertador.
EMILIO: El caso de Manuel García sigue siendo muy atractivo… Volviendo al tema, el cine ha sido más considerado con la figura de Jesse James que con la de Ned Kelly.
PIBI: El cine de Estados Unidos, claro está. El cine y la televisión, porque hasta series se le han hecho. José Martí incluso escribió sobre él.
EMILIO: No sabía… No, no lo sabemos todo. La vida fuera muy aburrida.
PIBI: Hazme el favor… Lo llamó gran bandido, magno tigre, ensangrentador de los caminos… Jesse James asesinó bastante, que no es lo mismo que matar por una causa justa.
EMILIO: Eso que acabas de decir es muy discutible… Mejor quedémonos con la película… ¿Qué hemos visto en La verdadera historia de la banda de Kelly?
PIBI: ¿Te refieres a historia o a género?
EMILIO: A género, a género…. Es como un neowestern.
PIBI: Y hasta un westernpunk con estética glam.
EMILIO: ¿Glam? ¿Y cómo se puede ser glam antes de los travestis de Andy Warhol?
PIBI: ¿No será que Warhol lo sacó de los tiempos de Ned Kelly?
EMILIO: Todo esto del glam principia no en el burdel, cuando el chico que él conoce, le pregunta si ha tenido sexo con un vestido puesto, sino desde la referencia del padre, cuando a Ned de niño se le dice que su progenitor se ponía de vez en cuando un vestido rojo para cabalgar.
PIBI: Así es. Luego él ve al hermano menor travestido que viene de un robo de caballos. Te confieso que al principio pensé que era cuestión de un disfraz para hurtar sin que se le descubriera, pero luego el travestismo presenta otros significados.
EMILIO: ¿Cómo cuáles?
PIBI: En principio, el del juego de la identidad. Luego o, a la misma vez, se hace con cierto fetichismo y está también lo del entretenimiento como burla al enfrentarse contra el ejército enemigo.
EMILIO: Aunque yo pienso que en la trama haya ciertos roces casi homoeróticos y no lo digo por el crossdressing. La práctica del crossdressing, como sabes, no tiene que ver en rigor con una conducta homosexual. De hecho, durante su historia, sean los motivos que lo propiciaron, ha sido más una práctica de hombres heterosexuales.
PIBI: Eso es porque es una proyección de rebeldía contra modelos sociales anclados en el pasado e incluso mandatos políticos inconvenientes para la mayoría. Por eso es que el policía británico que Ned conoce en el burdel le dice: “Te sientes como si estuvieras rompiendo las reglas o algo así”. Luego, más adelante, como recordarás, otro personaje aclara: “No son vestidos. Son máscaras” y, por si no bastara, uno de los hermanos de Ned le argumenta: “Los hombres le temen más a lo que no entienden (…), si te pones un vestido para una pelea, pensarán que estás loco”.
EMILIO: Ese vínculo con el británico le saldrá caro… Lo que le quedaba de inocencia lo perderá por culpa de aquel.
PIBI: Sí. En la estructura lineal que la película sigue ya Ned para este segundo segmento empieza a debatirse entre quién es y lo que quiere ser. Según la historia verídica, no le dejaron otra salida. O se doblegaba o se rebelaba. Optó por lo segundo.
EMILIO: Y como había aprendido desde niño que la violencia era más que necesaria en determinados momentos, entonces solo le quedaba un impulso mayor, lo que llega un poco lento, tal vez más explicativo sin necesidad. ¿No crees?
PIBI: Por lo que aprecio, te gustaron más los primeros momentos de la película.
EMILIO: Te confieso que sí.
PIBI: El segundo capítulo es más interesante para mí.
EMILIO: Si no argumentas, es una desnuda opinión.
PIBI: Pues la cubro. A ver, en la segunda parte, siento ―porque la percibo― que hay una atención en la psicología del personaje. Es como si se estuviera tanteando adrede su conflicto de actuar conforme a la ley o contra ella, pues no le queda de otra cuando los que gobiernan el país tienen los cañones más hacia adentro que hacia afuera.
EMILIO: Por Dios, estás hoy inspirado.
PIBI: Lo que quiero decir es que estaba justificado el alzamiento. Y el director, aunque se base en un personaje histórico, no te puede mostrar el cambio muy rápido. La demora en este segundo momento está mediada porque el personaje de Ned Kelly tiene que convencerse del cambio interior para que posteriormente su performance combativa persuada a los demás.
EMILIO: “Su performance combativa”. Mira qué interesante. ¡Mi reino por esa frase!
PIBI: ¿Te convencí?
EMILIO: No. Me has animado. Sigo pensando que este segundo segmento es flemático y hasta menos fogoso que el primero.
PIBI: ¿Menos fogoso? No lo creo, y flemático, en modo alguno. La violencia, que es uno de los temas de esta historia sobre la transgresión progresiva, está presente desde las miradas y las palabras hasta lo más gráfico, ya sea contra animales, contra la madre de Ned y otras mujeres y por los constantes disparos.
EMILIO: Sigo discrepando, pero pasemos a otro punto.
PIBI: ¿A cuál, el del supuesto matriarcado o el de la influencia maternal?
EMILIO: No.
PIBI: ¿El del rebelde que escribe su propia historia para la posteridad? Mira que esto de forjarse una heroicidad no es nuevo.
EMILIO: Tampoco es eso. Me interesa más bien el asunto de la lujuria, que está desde el principio, no solo en lo del complejo de Edipo entre Ned y su madre, sino en los desnudos recurrentes.
PIBI: Pues yo pienso que la lujuria pudo explotarse más.
EMILIO: Recuerda que no es una película erótica.
PIBI: Claro que no es una película erótica. Pero la lujuria está más sugerida que mostrada.
EMILIO: La lujuria no necesita ser mostrada, sino sugerida, como debe ser.
PIBI: No, no, no: la lujuria tiene que ser más mostrada que sugerida porque la libido, que está relacionada con la lujuria, aunque se asocia a un impulso inconsciente, tiene que ser provocada a través de imágenes si se trata de cine. Es por lo que se ve, no por lo que se esconde, que la lujuria emerge. Lo lujurioso puede llegar a ser sinónimo de erótico, pero en esencia, no es lo mismo.
EMILIO: ¿Estás bravo?
PIBI: ¿Yo? No, ¿por qué?
EMILIO: Porque parece que sí. Todo lo anterior, sospecho, lo has tomado de Giorgio Agamben.
PIBI: No precisamente, aunque lo he leído y lo sigo leyendo. Tal vez esté influenciado por él, pero es un razonamiento por cabeza propia.
EMILIO: Está bien. En eso sí me convenciste. Felicitaciones. Hazte de un nombre y después puedes aquietarte un poco.
PIBI: ¿Cómo?
EMILIO: ¿No es lo que se le pide a Ned Kelly en una escena? “Hazte de un nombre”.
PIBI: Sí, sí, su madre es quien se lo pide, si mal no recuerdo. Pero sentí que lo dijiste como para mí.
EMILIO: Estás paranoico…En fin, La verdadera historia de la banda de Kelly es buena película biográfica.
PIBI: Interpretaciones intensas de mucho peso y, sobre todo, de actrices y actores jóvenes.
EMILIO: Una impactante imbricación de la historia verídica con las libertades de la ficción.