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Juan Carlos Travieso: "La trova está presente en mi vida"
Juan Carlos Travieso es un reconocido director de programas de televisión y dentro de su carrera como realizador también cuenta con varios documentales. Santa canción —referente al Festival Longina y al movimiento de la trova en Cuba— ha sido parte de la selección del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, fue presentado en el propio evento en Santa Clara y ahora integra la nómina de obras dentro del Festival Internacional de Documentales Santiago Álvarez In Memoriam.
De sus inicios en los medios, su quehacer como director de programas y realizador, conversamos con Juan Carlos Travieso en este diálogo que intenta saldar una vieja deuda.
¿Cómo iniciaste tu relación con los medios de comunicación?
Vengo de la radio, creo que a ella le debo en gran medida la pasión que siento por el trabajo en los medios. Pero también, desde que era muy pequeño me involucré con la televisión desde la actuación. Estuve como público en muchos programas en vivo y eso me permitió descubrir cómo se hace un programa televisivo y todo lo que está detrás de la cámara. Ambas cosas se fueron complementando.
Con nueve años aproximadamente hice un papel casi invisible en la primera versión de las aventuras Los pequeños fugitivos, pero estuve como en siete llamados y acompañado de mis padres vivía esas emociones.
En mi pueblo se grabó en esa época una teleserie titulada La delegada, protagonizada por Adria Santana. Y ahí estaba yo, muy pequeño, viendo cada proceso. Pero la radio fue la que más caminos de realización me dio y traté de aprovecharlos bien. Aprendí periodismo, sonido, edición, a escribir guiones, puse voces para programas humorísticos y así fue creciendo la curiosidad de hacer y contar.
Algunos de tus programas los hemos apreciado en Cubavisión ¿Cómo han sido esas experiencias?
Tres de mis proyectos han llegado a Cubavisión en horarios de los que no me puedo quejar. El primero fue por encargo, era un programa de participación que se llamó Dando la nota. El segundo que logró ubicarse en la pantalla nacional fue El motor de arranque, una producción entre RTV y Cubavisión en la segunda temporada del programa (la primera había tenido lugar en Canal Habana), y el tercero, después de casi 15 años en la pantalla, es Entre Manos.
Estos proyectos propios han sido experiencias muy diferentes y me han ido cargando la mochila. Pero en la televisión también trabajé en el Noticiero, en Sitio del Arte, en la Mesa Redonda, en Pasaje a lo desconocido y en muchísimos programas donde como editor o realizador intenté dejar mi impronta.
En esos empeños te has relacionado mucho con la trova cubana y sus cultores…
La trova está presente en mi vida. Recuerdo que cuando era joven no me perdía los conciertos de Silvio, Pablo, Moncada, Mayohuacán, Síntesis, Mezcla y otros intérpretes o agrupaciones famosos entre la juventud de la época. Después, cuando ese público empezó a seguir más la salsa, yo me quedé con la trova. Solo he tratado de ser coherente conmigo, con lo que llevo dentro.
A lo largo de mi obra y de todos estos años he intentado transmitir lo que siento, utilizando los recursos que aprendí con la vida y la carrera para ponerlos en función de comunicarme con la gente y aportarles cosas. Todavía hay quien me dice joven realizador, pero empecé con 17 años y ya voy a cumplir 52, por lo tanto, ya no soy tan joven.
Pero todavía soy una persona con la capacidad de aprender y con muchas ganar de seguir creciendo en lo que hago. La trova entonces fue una buena compañía para ese andar y, tanto en la radio, la televisión como en mis documentales, ha sido una buena línea narrativa.
Santa canción es como la devolución a la trova y a los trovadores de todos los tiempos, de todo lo que he disfrutado. Cuando una canción te emociona o llena un espacio determinado en tu vida o tus relaciones personales sientes que eso tienes que devolverlo. Así hay poetas que han escrito versos hermosos y fotógrafos que han tomado imágenes tratando de atrapar la magia de una melodía.
Yo trato de devolver esas emociones en historias contadas desde la canción misma o a través de quien la hizo y las circunstancias en las que nació. O, simplemente, ayudando a visibilizar la obra de esos cantores muchas veces opacados por el mercado de la música y las grandes trasnacionales del consumo.
En esas ideas se alinea toda mi obra. Hay que decirle a la gente que más allá de lo que se oye, se consume, se recibe, hay un mundo sumergido de maravillas que están por desempolvar. Y si algo bueno tiene Cuba es su caudal musical; por lo tanto, antes de que vengan otros a descubrirnos, que ese mirarse por dentro empiece por nosotros mismos.
Tu documental Santa canción ha sido ya parte del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y formó parte del Longina. ¿Como ha sido apreciado por trovadores y públicos?
Este documental narra la historia del encuentro de trovadores Longina canta a Corona Encuentro Nacional de Trovadores Longina canta a Corona, que cada año tiene lugar en Santa Clara, y se estrenó allí, justo en el Mejunje de Silverio, que es un lugar paradigmático. Luego llegó al Festival de Cine de La Habana y ojalá continúe viaje.
Tiene mucho de cubanidad para mostrar, fortalezas, carácter, resistencia y resiliencia. Es la mejor forma para enseñarle al mundo y a nosotros mismos que hay jóvenes que sueñan, que impulsan, que vencen, que siguen, que el sueño de la utopía no se acaba. Y que hay gente dispuesta a conseguirla, aunque sea a pequeña escala. Yo me siento feliz de lo que ha pasado a nivel de público con el documental.
Has sido parte de la memoria del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano con la realización del Noticiero del evento, ¿qué ha aportado a tu quehacer como director?
Estar en el equipo de trabajo del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y ser parte de su junta directiva desde hace nueve años me enseña mucho del trabajo en equipo, me permite entender el cine mucho mejor y mantenerme actualizado con lo que va saliendo.
Pero, sobre todas las cosas, me hace posible desmontar un poco ese mito de que los que procedemos de la televisión tenemos menos capacidades cinematográficas para contar. Es posible que nos falten muchos recursos, incluso expresivos, pero hacer audiovisuales es la mejor manera de aprenderlos.
Esta es una profesión que requiere poner en práctica los conocimientos y cuando te miras al lado de otros creadores y sus obras, te das cuenta de que no sabes nada. Yo agradezco ese saber que no sé nada. Pero solo quiero aprenderlo haciendo.
Acabas de ser seleccionado para el Festival Internacional de Documentales Santiago Álvarez in Memoriam, lo que avala tu realización audiovisual. Satisfacciones al respecto y motivaciones con el recorrido futuro del documental.
El hecho de estar ahora en el Festival Internacional de Documentales Santiago Álvarez In Memoriam es un buen motivo para seguir haciendo. En ese festival, en 2001, yo presenté mi primer documental Historia de una flor, y luego muchos otros pasaron por allí. Es una manera de saber que la obra sigue viva, que vale la pena seguir creando a pesar de las limitaciones y las dificultades.
Proyectos en los que trabajas actualmente…
En estos momentos hay varias temáticas que tengo en remojo, pero no he decidido todavía cuál de esas historias contaré primero. Depende de muchas cosas, pero busco el momento de estar bien motivado y comprometido con el tema. Te aseguro que me gustan mucho los documentales que me permiten contar historias de vida.
(Tomado de La Jiribilla)