NOTICIA
La Cenicienta en Polonia
Quienes tenemos suficiente edad para recordar las viejas cinematografías de los países del Este, que con tanta frecuencia nos visitaran durante las décadas del sesenta al noventa del siglo pasado, atesoramos imágenes (y hasta títulos en nuestros archivos personales) pertenecientes a la que descollaba entre las mejores: la polaca.
Wajda, Zanussi, Polanski, Zulawski, Kaminski, Vértovy otros tantos significaron una alternativa vanguardista y motivadora dentro de la avalancha (irregular y no siempre valiosa) de la producción que protagonizaba dentro del bloque socialista: la extinta Unión Soviética.
Aunque siempre la nostalgia traicione y se prefieran aquellos grandes títulos, sería injusto no reconocer una indiscutible continuidad en el cine polaco contemporáneo, el que comenzó a realizarse tras la caída del muro de Berlín, inmerso, como es sabido, en una nueva realidad socioeconómica, a juzgar por las semanas de cine y muestras que en el festival de La Habana hemos podido palpar.
La comedia romántica Amor al cuadrado (2021), que pasó recientemente el espacio Arte 7 de la televisión cubana, es una prueba de que aun en filmes lights y de menor alcance el antiguo brillo del cine polaco se enciende con frecuencia , y eso que la cinta dirigida por Filip Zylber (autor de un remake de Cómo atrapar un millonario y de algunas series) no es otra cosa que una variante más de las que, por cientos, se han filmado en torno al cuento de Cenicienta: la joven pobre que mejora su condición gracias a un sostenido esfuerzo —en este caso para ayudar al padre arruinado que debe mucho dinero a unos mafiosos— y debe acudir a una doble vida: simultanear su profesión de maestra con otra, la de modelo, que, tras hacer fotografía publicitaria mediante gigantografías que inundan la ciudad, protagoniza la campaña de un nuevo producto junto al “príncipe” Enzo, amante de los superveloces carros…prestados, tan frívolo, mujeriego e irresponsable como exitoso playboy, quien irá también mejorando humanamente y encontrando el amor verdadero (¡faltaba más!) gracias a la presencia de esas “dos en una” muchachas, de las que se prende por igual.
Integrante del catálogo europeo de Netflix —donde a propósito, el cine polaco ha encontrado notable acogida—, Zylber ha logrado conferir ritmo y agilidad a una comedia en la cual, a pesar de la ligereza del tono y la esperada falta de profundización tanto en la narración central como en las numerosas subtramas que confluyen, saltan a la vista varios temas siempre sugerentes y dignos de reflexión: debajo de la consabida línea del romance entre la esforzada y bella joven y el galán, quien además lleva relaciones interesadas y nada felices con la jefa de marketing de la campaña, laten otros ítems, como la relatividad entre lo aparencial y lo verdadero, la posibilidad de enmienda y crecimiento humanos, la escala valórica que vale la pena y las segundas oportunidades.
Todo, claro, en medio de situaciones a veces bastante forzadas y del desenlace más que predecible, pero que, bien pensado, integran también el canon de este tipo de comedias, en las que se imponen el equívoco, el disfraz, las intrigas y los cambios de roles. Ello aparece sazonado por una música también ligera y alegre, una fotografía vivaz y un montaje que contribuye a la fluidez narrativa y a la sólida puesta que, en definitiva, significa Amor al cuadrado.
Contribuye no menos el competente elenco que integran actores carismáticos, bellos y profesionales: Adriana Chlebicka, Mateusz Banasiuk, Agniezszka Zulewska, Jacek Knap, o la adolescente Helena Mazur, en el papel de la sobrina de Enzo, y alumna más apegada a Mónika, quien constituirá un importante detonante diegético.
Sin dudas, se trata de una comedia de esas que, aunque no aporten mucho dentro del mainstream,se reciben con agrado y hasta permiten alguna que otra reflexión detrás de las cándidas sonrisas.