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¿Por qué la sala está llena?
Hay películas que ya desde el propio el título atraen; otras importan por su director y actores y, cuando nos enteramos de su trama por alguien que ya la vio, entonces vamos al cine. “El cine es un narcótico que en ciertas naturalezas produce un efecto indudable”, recuerda el periodista catalán Josep Pla.
¿Qué hace que una obra cinematográfica llene una sala? Son dos las vías. La primera tiene que ver con esa vida que la película o el documental sigue de boca en boca y que va integrado a la experiencia estética. La segunda, que veces es anterior a la otra, es por una campaña de promoción en medios impresos y televisivos, que van desde reseñas hasta el menospreciado, aunque en verdad convencional, tráiler del momento. No se pida una sala llena si no se ha contado de antemano también que quien va al cine sabe que es magia, y que prácticamente ningún adelanto tecnológico que te acomoda en casa supera la sensación de sentarte y mirar una película en compañía de otras personas.
No es fortuito que “Latinoamérica en perspectiva” tenga su sección “A sala llena”. Aquí se han considerado esas obras que atraen públicos por una combinación total: tema y asunto, trama y actores, sorpresa y espectacularidad… Aunque no se espere el espectador que ha habido concesiones para estrenar películas de mero entretenimiento. No nos llamemos a engaño.
La amistad en los ambientes más mundanos y el viaje y las ambiciones individuales (Venice y Los buscadores); la violencia y la constante búsqueda de dar con quién es uno en realidad (Hebe. La Estrella Brasileña y Cano Serrado); la ratería y la manipulación (4x4); el intento de recomenzar (La espuma de los días), y el asunto del amor que enreda vidas supuestamente disparejas (Habana selfies) componen el repertorio de “A sala llena”.
Conocido por Los últimos cristaleros y Yo, el mexicano Matías Meyer combina ahora comedia y drama desde el guion, para ofrecernos un retrato de las relaciones humanas en el presente y entrelaza un conjunto de tramas sobre el amor y los desaciertos circunstanciales. Amores modernos, que cuenta con las actuaciones de Ludwika Paleta, Leonardo Ortizgris, Raúl Briones, María Evoli, Luis Alberti, Mónica del Carmen, Concepción Márquez, David Angulo, Ilse Salas, Andrés Almeida, Diana Sedano y Rubén Pablos, se adentra en cuestiones de género y resulta, sin dudarlo, una obra bien atractiva. Matías Meyer es una de las voces más atendibles del cine mexicano actual.
Si algo podemos asegurar, entre otras confirmaciones, que nuestras salas se repletan porque la diversidad de expectativas ha partido de un común acuerdo: las ganas de ver cine, pero no cualquiera.
Texto: tomado de Diario del Festival. 8 de diciembre de 2019
Foto: tomada del sitio web del filme Habana selfies, habanaselfiesfilm.com